Cuba, S.A.
MARINERO DE RÍO EMILIO GANCEDO
23/05/2016
La imagen que lo dice todo no es la de Obama y familia pisando la patria
de Martí y de Compay —curiosa la foto del Air Force One tocando tierra
caribeña sin un intento de invasión por medio— ni la de los Rolling
armándola parda sobre el escenario —a ellos les da igual La Habana que
Bakú, lo mismo Juana que su hermana— para justo alborozo de sus
seguidores isleños. Ni tan siquiera el desfile de Chanel, airoso en
lentejuelas y vanidades por un Paseo del Prado siempre cálido y
perfumado de ceibas aunque no lo pise Gisele Bündchen. No, la imagen más
gráfica y poderosa de estos momentos de cambio en el país esmeralda la
tuvimos al contemplar la penetración del crucero Fathom en la terminal
—sublime ironía— 'Sierra Maestra' del puerto de La Habana. Uno de esos
barcos colosales, de esas ciudades flotantes que eclipsan con sus
proporciones los palacios de Venecia y los templos griegos, entraba
izando orgulloso la bandera de la paz y de los dólares.
Y eso será Cuba. Una marca comercial, una franquicia, un negocio redondo
a base de playa, mojito y nalga respingona cuyo balance ya está siendo
cuadrado en los rascacielos de Miami y Los Ángeles. El sonido de las
manos frotándose y el de los alegres timbres de las cajas registradoras
se escucha hasta en Astorga. Salió mal lo de Cochinos y ahora el astuto
Tío Sam inicia la envolvente por otro lado con el aplauso general del mundo.
Uno contempla el barco inmenso, el acorazado de guerra disfrazado bajo
blanca piel de cordero y se pregunta: ¿Tan oculto estará el término
medio? Ahí tenemos un país hermano ahogado entre la necesidad de
disfrutar de libertades civiles y políticas, por un lado; y un criminal
bloqueo comercial por el otro. ¿Será la solución dejarse caer en el
sumidero de ese turismo carnívoro y sin control que todo lo engulle,
devasta y uniformiza? Lo glorioso de Cuba, lo que corre peligro, era y
es el hecho de toparse con un mundo —de sereno, cortés y palpitante
humanismo— que uno ya creía muerto y sepultado, aunque el precio a pagar
por parte de población haya sido bien elevado. ¿Y blindar
democráticamente los logros de la Revolución, eliminando sus defectos?
Ni sucursal yanqui ni desván de la historia. Y que no tengan que elegir
los cubanos entre la bolsa y la vida.
Source: Cuba, S.A. - Opinión - Diario de León -
http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/cuba-s-a_1071372.html
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