Thursday, March 24, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) – Se habían entregado 1 179 795
hectáreas de tierra hasta diciembre de 2010, dentro del marco de la
Decreto-Ley 259 sobre la entrega de tierras en usufructo, de acuerdo con
informaciones brindadas por el Ministerio de Agricultura (MINAGRIC).
El 76,4% de ellas están en explotación, tras los trabajos de limpia de
marabú y otras malezas por los nuevos agricultores. Esto significa que
el 95,7% de las tierras declaradas ociosas al cierre de 2007, 1,2
millones de hectáreas, según el Anuario Estadístico del 2010, han sido
entregadas. Asimismo, MINAGRIC anunció que de las 155 000 solicitudes de
tierra, 128 000 fueron aprobadas y otras 19 000 están pendientes.
En realidad, la cantidad de tierras ociosas es superior. Deben agregarse
2,4 millones de hectáreas dedicadas a pastos naturales, en un porciento
muy alto cubiertas de marabú y otros arbustos. Paralelamente, los 3
millones de hectáreas de superficie supuestamente cultivadas, en gran
medida no están empleadas, o son altamente subutilizadas, especialmente
las áreas cañeras con rendimientos promedio en 2009 que no sobrepasaron
27 toneladas por hectárea, lo que indica que una parte considerable
debería demolerse. Como conclusión puede decirse que queda mucha tierra
por entregarse a quienes deseen cultivarlas.
Debe subrayarse que el hecho de declarar una tierra en explotación no
representa que esté dando los resultados productivos esperados. A pesar
de aproximarse el tercer aniversario de la implementación del Decreto-
Ley 259, la agricultura continúa sin brindar los resultados que con
urgencia demanda la economía. En 2010 la producción agropecuaria cayó
4,2%, en términos de volumen físico, de acuerdo a cifras oficiales, sin
considerar el desastre de la cosecha de la caña de azúcar. Ello conlleva
que seguirán importándose colosales cantidades de alimentos
perfectamente producibles en Cuba, incrementándose la erogación de
importantes cantidades de divisas por ese concepto, situación que este
año se complica adicionalmente con los sustanciales incrementos de las
cotizaciones de los alimentos en el mercado internacional.
Quizás por ello, Raúl Castro, en su discurso ante la última sesión de
la Asamblea Nacional, indicó que el gobierno está "en condiciones de
valorar la asignación de áreas adicionales, por encima de los límites
que regula el Decreto-Ley 259 de Julio de 2008". Esta medida pudiera
ser positiva, pero debería acompañarse de otros cambios, como sería,
entre otros, la ampliación del plazo de usufructo de la tierra a más de
10 años, con igual derecho a prorroga, como ahora está establecido para
las personas naturales. Resulta incomprensible e inaceptable que
mientras a los cubanos se les otorgan plazos tan reducidos, se le amplia
a los extranjeros el derecho de superficie a 99 años.
Al mismo tiempo, debe permitirse que los usufructuarios puedan fabricar
sus viviendas e instalaciones necesarias para preservar sus bienes y
cosechas, cuestión que por mecanismos legales y burocráticos hoy
presenta dificultades, con la consecuencia del entorpecimiento de la
labor de los campesinos. Además, sería beneficioso el estudio de otras
opciones a la entrega de la tierra en usufructo. Estas podrían ser el
arrendamiento y la venta de determinadas áreas con el pago en productos,
consiguiéndose así una superior motivación productiva y mejor cuidado de
los suelos, maltratados por decenios de mala explotación.
En cualquier variante, es indispensable liberar a los campesinos de las
múltiples trabas y prohibiciones que ahora tienen para vender sus
productos, y obtener, a precios razonables, los recursos productivos
requeridos para una eficiente explotación de sus tierras.
Raúl Castro, en más de una ocasión ha señalado que para Cuba la
producción de alimentos representa una cuestión estratégica. En la
actualidad esto es más cierto, cuando los precios de los alimentos
alcanzan niveles record y todo indica que debido a varios factores, aun
cuando puedan aparecer algunos ajustes en el mercado, la coyuntura en la
comercialización de estos productos no cambiará sustancialmente en el
futuro.
Las propias reformas anunciadas por el gobierno, como han señalado los
especialistas, serán difíciles de implantar si la agricultura no logra
remontar sus insuficientes niveles productivos. De ahí la trascendental
importancia de la modificación del Decreto- Ley 259 con una visión
integral, dejando de lado dogmas y concepciones desfasadas.
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