Brasil: operaciones financieras secretas y objetivos comerciales
El sello de "secreto" cubre prácticamente todo lo que rodeó las
negociaciones entre Brasil, Cuba y Angola
Alejandro Armengol, Miami | 10/04/2013 9:10 am
El ministro de Desarrollo, Industria y Mercado Internacional de Brasil,
Fernando Pimentel, ha declarado secretos los documentos relacionados con
el financiamiento a los gobiernos de Cuba y Angola, informó el diario
Folha de San Paulo. Con la decisión, el contenido de los documentos sólo
podrá ser conocido después de 2027.
¿Indica la medida una forma de resguardar información referente a un
avance estratégico, o es simplemente el interés de conservar datos
comerciales y negociaciones en un país marcado por una profunda corrupción?
El Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES) desembolsó el pasado año $875
millones en operaciones de financiación para la exportación de bienes y
servicios para las empresas brasileñas con proyectos en Cuba y Angola.
El BNDES es el principal agente financiero para el desarrollo en Brasil.
Desde su fundación en 1952 ha desempeñado un papel fundamental en la
expansión de la industria y la infraestructura del país. El banco brinda
diversos mecanismos de soporte financiero a compañías de todos los
tamaños, así como a instituciones de administración pública, para
facilitar las inversiones en todos los sectores económicos.
El año pasado el BNDES financió operaciones en 15 países, por un total
de $2.170 millones, pero sólo en el caso de los documentos relacionados
con Cuba y Angola el ministerio ha declarado secreta la información.
Preguntado por Folha, el ministerio dijo que había establecido el
secreto sobre los documentos porque involucran información "estratégica"
y "datos amparados por el secreto comercial".
El ministro Pimentel firmó el decreto en junio de 2012, un mes después
de la entrada en vigor de la Ley de Acceso a la Información. Antes de la
nueva ley existía una legislación que establecía diversos grados para
limitar el acceso a la información, pero es la primera vez que se aplica
la categoría de "secreto" en estos casos, según ha reconocido el
ministerio, que agregó que tomó la decisión para adaptarse a la nueva ley.
El sello de "secreto" cubre prácticamente todo lo que rodeó las
negociaciones entre Brasil, Cuba y Angola como memorandos, informes,
correspondencia y notas técnicas.
Las pistas sobre el destino del dinero, sin embargo, se encuentran en la
información pública y los discursos de la presidenta Dilma Rousseff.
En La Habana, donde fue en enero de 2012 para reunirse con el gobernante
Raúl Castro, la presidenta brasileña dijo que Brasil estaba financiando
gran parte de la construcción del nuevo puerto del Mariel, a unos 40
kilómetros de la capital. El trabajo está siendo ejecutado por la firma
brasileña Odebrecht.
Agregó que Brasil también estaba trabajando para mitigar los efectos del
embargo económico contra Cuba.
"Imposible considerar que es correcto el bloqueo de alimentos a un
pueblo. Así que participaremos con un crédito rotativo de $400 millones
para la compra de alimentos en Brasil".
Estados Unidos, que es el país que mantiene el embargo comercial contra
el Gobierno cubano, es al mismo tiempo uno de sus principales vendedores
de alimentos. Pero las compras cubanas de bienes estadounidenses han
caído, al tiempo que la isla mira cada vez más hacia países como China,
Brasil, Vietnam y Venezuela, que ofrecen contratos más económicos, mayor
plazo de crédito y menos molestias sobre el pago y el envío.
La venta de alimentos y bienes agrícolas estadounidenses a Cuba comenzó
hace más de una década, con la reforma a la Ley de Sanciones Comerciales
promulgada en 2000 por el Gobierno del presidente Bill Clinton. Modestas
ventas por 138 millones de dólares en el siguiente año siguieron a un
pico constante de 710 millones en 2008, de acuerdo con estadísticas
calculadas por el grupo de análisis que dirige John Kavulich, asesor
político del Consejo de Comercio y Economía para Estados Unidos y Cuba,
con sede en Nueva York.
Pero el valor de las exportaciones de Estados Unidos a Cuba cayó en 2011
a poco más de la mitad, 358 millones de dólares, mientras en los
primeros seis meses de 2012 fueron 250 millones y no hay señales de mejoría.
Ha habido un endeble comercio desde el principio debido en parte a las
normas estadounidenses que piden el pago en efectivo antes de que los
cargamentos sean enviados, de acuerdo a la agencia AP.
Desde hace años Brasil busca incrementar aún más sus nexos con la isla,
aunque hasta ahora la fuerte dependencia económica del régimen cubano
con el gobierno del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez había
permitido a la isla beneficiarse de un socio comercial que era, más que
un leal aliado, un seguidor incondicional. Aunque aún es pronto para
hacer pronósticos, la muerte de Chávez, incluso con la permanencia del
chavismo en el poder en Venezuela, podría alterar esta situación.
Se presenta entonces una buena oportunidad para una mayor participación
de Brasil en la economía cubana, solo que a diferencia de Chávez, no
mediante subsidios y regalías sino en un plano de conveniencia comercial
mutua, similar al que ya viene desarrollando, al igual que China y Rusia.
A diferencia de Venezuela, el interés primordial de Brasil en Cuba es
comercial. Las afinidades políticas juegan un papel positivo en este
sentido y más de una alianza se ha establecido a lo largo del tiempo,
pero los compromisos económicos tienen la prioridad. Precisamente la
visita de la presidenta brasileña enfatizó este aspecto.
Desde el inicio de la revolución cubana, incluso durante la época de la
dictadura militar, Brasil ha mostrado su interés en mantener algún tipo
de nexo con La Habana, debido al papel estratégico y económico que la
nación sudamericana siempre ha buscado desempeñar en toda Latinoamérica.
Uno de los puntos débiles durante el mando de Luiz Inácio Lula da Silva
fue precisamente la incapacidad de alcanzar mayores logros en evolución
de mediador a protagonista, que Brasil siempre ha querido desempeñar,
tanto en el área internacional como en la zona latinoamericana. Se puede
decir que, para mal, Hugo Chávez le robó el papel.
Si bien tras su llegada al poder Lula no llevó a cabo el temido
retroceso político e implantó políticas radicales de izquierda, y
tampoco representó una interrupción de las reformas que buscaban sacar
al país de la órbita tradicional de proteccionismo y nacionalismo, en el
ámbito internacional los logros no fueron tan destacados.
Es que Brasil, que sin duda es la gran potencia de la región, no acaba
de lograr eso: jugar en la categoría de los grandes.
En este sentido, la limitación de Lula fue que no logró alcanzar una
justa medida, que lo llevara a transcender sus intentos de servir de un
simple mediador de Estados Unidos en el área. Una nación con formidables
recursos, en determinados momentos no pudo librarse de la apariencia de
fungir como una potencia secundaria.
Por ejemplo, en la arena internacional un fracaso mayor fue el intento
de convertirse en un puente para el diálogo entre Estados Unidos e Irán.
No solo Lula fue incapaz de influir sobre Mahmud Ahmadinejad —algo que
de entrada se daba por casi imposible—, sino que desempeñó un pobre
papel frente al desafío de Irán y Venezuela. Ante los resultados
políticos nulos de tratar de convencer a Teherán de un cambio de
actitud, respecto al plan nuclear, sólo se le ocurrió declarar que había
que tener paciencia.
Cuando ocurrió la crisis por el golpe de Estado en Honduras de 2009, el
papel de Brasil no pudo ser más negativo: se quedó corto en todos los
sentidos. Chávez —es decir Fidel Castro— lo colocó en una posición más
ridícula aún por lo limitado del conflicto.
Si bien la presidenta Dilma Rousseff ha logrado superar a Lula en
determinados aspectos nacionales —como la lucha contra la corrupción— y
mantener a la nación en el rumbo del desarrollo, su actuación
internacional, y en particular su relación con el Gobierno cubano, no se
ha diferenciado mucho de la de su antecesor.
Es por ello que si bien el hecho de otorgar la categoría de secreto, a
las operaciones financieras con Cuba, hay que tomarlo con una pizca de
escepticismo —en cuanto vaya a significar un avance notable del gobierno
brasileño respecto a sus vínculos financieros "estratégicos" con Cuba—,
tampoco se puede excluir que más allá de un cambio de ley hay un interés
sostenido en una estrategia más comercial que política, de una nación
que crece en importancia económica aunque a veces no lo aparente, o no
logre la preponderancia para la cual parece destinada.
Quizá con la muerte del presidente Hugo Chávez —en el mejor de los
casos, el chavismo no es ni la sombra de Chávez— Brasil alcance la
posición a la que parece destinado, sin la interferencia de Caracas.
http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/brasil-operaciones-financieras-secretas-y-objetivos-comerciales-283771
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