Las cuatro claves del deshielo
Entre opiniones que se amalgaman y voces contradictoras; pasos
equilibrados y un rumbo incierto
Redacción CE, Madrid | 01/04/2015 10:36 am
Hay al menos cuatro aspectos distintos, por momentos contradictorios,
que se amalgaman, confunden y repiten cuando se habla del esfuerzo que
llevan a cabo los gobiernos de Estados Unidos y Cuba por mejorar sus
relaciones. En un discurso reciente de la secretaria de Comercio de
Estados Unidos, Penny Pritzker, volvieron a figurar de forma más o menos
clara.
Pritzker pronunció el discurso principal en un fórum sobre Cuba llamado
"Tampa a la Vanguardia de un Cambio Histórico", organizado por la Cámara
de Comercio del Gran Tampa y el Aeropuerto Internacional de Tampa, de
acuerdo a un artículo de Mimi Whitefield, de The Miami Herald.
La funcionaria dijo el lunes que está planeando realizar un viaje a Cuba
en cuanto se reanuden los lazos diplomáticos entre los dos países, y que
realizar negocios con la Isla podría hacer que la comunidad empresarial
norteamericana participe en un "cambio positivo" en Cuba.
A continuación añadió:
"Nuestra economía está mostrando una formidable recuperación", dijo.
"Hoy día nuestros negocios están exportando más que nunca. Pero nuestro
trabajo aún no está completo".
Aunque las exportaciones de EEUU alcanzaron una cifra récord de $2.340
billones en 2014, lo que ha respaldado a 11.700 millones de empleos en
el país, EEUU necesita ampliar las exportaciones todavía más, entre
ellas las que van a Cuba, dijo Pritzker.
De igual modo el Departamento de Comercio tiene un importante papel en
la nueva política, dijo en una entrevista con The Miami Herald. "Nuestro
rol consiste en facilitar el comercio", señaló. "Creemos que el lado
económico de la relación puede muy importante".
Aquí tenemos dos argumentos claves, que se vienen repitiendo
insistentemente desde que el presidente estadounidense Barack Obama y el
gobernante cubano Raúl Castro anunciaron el inicio del proceso.
Uno es que la entrada en la Isla de inversiones, negocios, turismo y
capital estadounidense en general no solo traerá beneficios a los
cubanos, en relación a su vida cotidiana, sino a la larga contribuirán y
conducirán a un cambio democrático.
El segundo es que una economía en expansión actualmente, como la
norteamericana, requiere de nuevos mercados, por relativamente pequeños
que sean. En el caso de Cuba, su situación geográfica no solo la
convierte en privilegiada en este sentido, sino que va más allá de un
simple mercado. La posibilidad de un aumento de inversiones de otras
naciones lleva preguntarse, cada vez con mayor urgencia por parte de los
capitalistas norteamericanos, sobre las razones que hacen que ellos
queden fuera del pastel.
El primer motivo puede ser cuestionable o dudoso —incluso la llegada de
alguna forma de capitalismo de Estado no garantiza necesariamente una
mejora de los derechos o un avance democrático—, pero el segundo tiene
una gran fuerza: no solo en los estados agrícolas sino en todo el país
los empresarios estadounidenses están deseosos de hacer negocios con la
Isla.
Sin embargo, no va a resultar fácil.
A pesar del entusiasmo de algunas compañías norteamericanas que ya han
comenzado a explorar las oportunidades de negocios en Cuba, Pritzker
advirtió acerca de algunas expectativas poco realistas. "Es un proceso
largo", dijo. "No es algo que se logre durante un fin de semana".
Los otros aspectos que aparecen con frecuencia cuando se discuten los
cambios presentes y posibles en la relación entre Cuba y EEUU también
surgieron durante la presentación de Pritzker.
El área de Tampa Bay ha estado tratando de pulir su imagen como puerta
de entrada de los nuevos negocios y oportunidades empresariales que
abrió el histórico acercamiento entre EEUU y Cuba que se anunció el
pasado 17 de diciembre.
La representante Kathy Castor, demócrata por Tampa/St. Petersburg, ayudó
a presentar a la secretaria así como a otros funcionarios del
Departamento de Comercio, el Departamento de Estado y la Oficina de
Control de Activos Extranjeros en el evento de Tampa.
Sin embargo, aunque ha habido varios paneles de negocios y legales, así
como seminarios en Miami sobre las nuevas oportunidades en Cuba, los
políticos del sur de la Florida, en su mayoría, se oponen a la apertura
o han tratado de mantenerse alejados del asunto.
En Tampa, que comenzó a ofrecer vuelos fletados directos a Cuba en el
2011, la nueva política hacia Cuba ha sido recibida con entusiasmo.
No ha sido así en el resto del estado.
El martes 24 de marzo legisladores estatales pidieron a sus colegas
unirse en la oposición al restablecimiento de relaciones diplomáticas
con Cuba.
Todos los senadores estuvieron de acuerdo, excepto uno.
La medida, que también trata de disuadir al gobierno federal de que
permita un consulado cubano en la Florida, es en gran medida simbólica
pero envía un importante mensaje a la administración de Obama en la
mente de los miembros cubanoamericanos del Senado estatal.
"Pensar que por medio de gastar dinero estadounidense, de modo que los
estadounidenses puedan comprar tabacos cubanos y ron cubanos, y
hospedarse en hoteles en terrenos robados, que estos dos octogenarios
obstinados y sus cómplices van a cambiar nada es, en el mejor de los
casos, una ingenuidad", dijo el senador Miguel Díaz de la Portilla
Precisamente la senadora que se opuso a la propuesta fue la líder
demócrata del Senado Arthenia Joyner, demócrata de Tampa, dijo que ella
entendía "la pasión y el dolor" de los senadores cubanoamericanos. Pero
defendió "los pasos históricos dados por Obama para trazar un nuevo
curso" en Cuba.
"Yo sé en lo profundo de mi corazón que no hubo nada malicioso en la
promulgación de esta política por parte de la administración de Obama, y
sé que echar esto adelante es un esfuerzo para traer la libertad a la
nación cubana", dijo Joyner.
Una propuesta similar, auspiciada por los representantes republicanos
Manny Díaz Jr. y Jeanette Núñez, está lista para ser llevada a votación
en la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos. Hasta el
momento, la versión de la Cámara no ha ganado el apoyo de un solo demócrata
Así que dos visiones sobre los cambios en la política hacia Cuba se
enfrentan en el senado floridano y lo mismo se espera que ocurra en el
Congreso federal. Lo que lleva a formular el tercer factor: la oposición
o apoyo del proceso por parte de los legisladores y políticos
estadounidense.
Algo similar, aunque de forma no pública pudiera estar ocurriendo en
Cuba, donde cada paso de posible acercamiento con Washington debe estar
siendo calibrado según sus posibles consecuencias, no solo
internacionales y respecto a la situación del país, sino en las esferas
del gobierno.
Este aspecto constituye el cuarto factor en juego y la siguiente
pregunta: ¿hasta dónde permitirá La Habana el avance de las medidas
anunciadas por Obama y otras posibles?
La nueva apertura comercial. Le permite a firmas exportadoras enviar
productos norteamericanos a Cuba para respaldar negocios privados y
agricultores así como la importación a EEUU de algunos artículos
producidos por empresarios privados.
Pero en la actualidad el gobierno cubano controla todas las
importaciones destinadas a la Isla y no existe un mecanismo para la
exportación de artículos producidos de forma privada.
Sin embargo, Matthew Borman, subsecretario de Comercio y asistente de la
Oficina de Industria y Seguridad, dijo: "Reconocemos que la estructura
actual está a cargo de entidades del gobierno. Si tomamos la posición de
que el gobierno cubano no toque nada, entonces nada va a ocurrir".
Borman dijo que bajo las nuevas regulaciones, Alimport y otras agencias
importadoras del gobierno cubano podrían facilitar las importaciones de
compañías norteamericanas y los productos podrían ir a tiendas del
gobierno en tanto el exportador norteamericano se encargue de que los
productos se ofrezcan a la venta al público general en Cuba.
El exportador debe seguir las exigencias normales para cada exportación,
observó Borman.
Si un exportador norteamericano, por ejemplo, envía un estuche de
herramientas para reparar autos a la Isla, será necesario demostrar que
termina en manos de un individuo, no del gobierno, dijo Borman, uno de
los principales promotores de las nuevas regulaciones.
Aunque el mecánico trabaje por su cuenta, tal vez utilice las
herramientas importadas para trabajar en vehículos del gobierno o para
cumplir un contrato con el gobierno, dijo.
"Si las exportaciones de EEUU son únicamente para "el uso del gobierno
cubano, entonces la respuesta es un no rotundo".
Source: Las cuatro claves del deshielo - Noticias - Cuba - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/las-cuatro-claves-del-deshielo-322398
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