El suplicio de cada inicio de curso: comprar un uniforme
ADRIANA ZAMORA | La Habana | 27 Ago 2015 - 6:32 am.
El Gobierno prometió que este curso no pasaría lo mismo que el anterior.
'Y es cierto, la situación ha cambiado: este año hay menos uniformes',
se queja una madre.
A una semana del inicio del curso, una mujer y su hija de
preuniversitario compran el uniforme escolar en la tienda La Estrella
del reparto Alamar. La única talla que encuentran de saya es la 44,
donde cabrían tres personas iguales a la muchacha que se la va a poner.
"Vamos a comprar esa misma y la arreglamos, porque si no te quedas sin
uniforme", dice la madre.
Habitualmente, las familias compran en julio y agosto los materiales que
sus hijos usarán en el próximo curso: Libretas, lápices y lapiceros,
papel para forrar libros, zapatos y medias, el uniforme y cualquier otro
tipo de materiales.
"En La Cuevita hay cantidad de forros de papel a tres pesos", asegura
Katy. "Yo fui a comprar para mis nietos; pero si no quieres ir hasta
allá, ese mismo papel lo venden en cualquier esquina los revendedores a
cinco pesos".
También se han vendido libretas rayadas a cinco pesos cada una en
librerías y estanquillos de la capital. "Yo compré libretas porque
tienen buen papel. Las que dan en la escuela nunca son de esta calidad",
comenta Alicia. "En las que dieron el curso pasado mi hijo no podía ni
borrar, porque se le abrían huecos. Además, cuando se acaba la de
cualquier asignatura, la maestra te pide que le lleves una nueva de tu
casa, no la reponen en la escuela ni nada de eso".
Pero el problema principal este año es el uniforme escolar. Y qué problema.
"En la Mesa Redonda en la que analizaron las dificultades en el inicio
del curso pasado hablaron de los uniformes", dice Yinet. "Yo había
tenido problemas para conseguir el de mi hijo, así que puse atención.
Dijeron que este año no iba a pasar lo mismo, que se iba a asegurar la
producción de uniformes para que nadie se quedara sin el suyo y para que
se acabaran las colas y la especulación. Y tenían razón en algo, la
situación ha cambiado: este año hay menos uniformes que el pasado".
Karelis cree que lo que pasa es que la gente deja las cosas para última
hora. "Hay que comprar los uniformes en cuanto se acaba el curso. En esa
fecha no hay cola y sí hay todas las tallas".
Alicia y Yinet no están de acuerdo. La primera intentó comprar el
uniforme desde inicios de las vacaciones. "Ni en el Vedado ni en la
Habana Vieja me lo quisieron vender, porque decían que tenía que ser en
mi municipio. En la tienda que me tocaba no había talla 10, que es la
que usa mi hijo", dice.
Yinet opina que no importa el momento en que hagas la compra. "Se supone
que cuando yo vaya, en el momento en que vaya, tiene que haber la talla
que necesito. Si te dan un papel para la compra, ellos tienen que saber
la cantidad de uniformes que tienen que vender y para qué edades. El mío
tiene que estar ahí hasta el último día".
Aunque la dependienta de la tienda La Estrella ataque a sus clientes
diciendo "a partir del 10 de agosto se pueden comprar los uniformes en
cualquier municipio", poco parece ayudar esta medida en un panorama de
desabastecimiento general.
Luisa, abuela de un estudiante de secundaria, no ha podido encontrar
pantalones para su nieto. "La camisa la encontré en Centro Habana,
después de mucho zapatear, y la dependienta me 'resolvió' otra por 60
pesos. Las tallas de pantalón son tan grandes que habría que hacerlo
nuevo y ninguna costurera me quiere hacer ese trabajo", dice.
Luisa asegura que en la tienda le explicaron que "lo que pasa es que no
han hecho uniformes nuevos, la producción está atrasada y lo que están
haciendo es vender lo que quedaba en almacén. En el Noticiero
reconocieron que había dificultades, pero no han hecho nada por
solucionarlo", critica.
Yinet, luego de sufrir ansiedad por no encontrar algo que es de
obligatorio uso para acceder a las escuelas ha tomado una decisión: "Mi
hijo va en septiembre en ropa de calle a la escuela. Si me dicen algo,
voy a quejarme en el Municipio de Educación y que ellos vean lo que van
a hacer, porque yo no soy maga".
"El uso del uniforme es obligatorio, te lo exigen, pero no te garantizan
que lo puedas comprar, y nadie protesta. Incluso, el bono de la compra
se vence. ¡Se vence! Como si fuera tu responsabilidad que no hayas
podido comprarlo", dice la joven madre.
"Prometen en la Mesa Redonda que no habrá ningún problema; todo eso es
mentira y nadie se queja. El día que alguien protesta, enseguida se
movilizan para resolver el problema; mientras tanto, nadie trabaja. Así
funcionamos, enfermos, acostumbrados a que nos hagan pasar trabajo y nos
falten el respeto, como si fuera normal".
Source: El suplicio de cada inicio de curso: comprar un uniforme |
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1440607421_16557.html
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