La burla de los refrigeradores chinos
Cuando la población termine de pagarlos, es probable que ya esos equipos
no funcionen
lunes, agosto 24, 2015 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba – En días pasados uno de mis vecinos, un señor de la
tercera edad que percibe una magra jubilación mensual de 200 pesos
cubanos –unos ocho dólares–, me sorprendió con la siguiente pregunta:
¿Te enteraste de lo relacionado con los refrigeradores chinos? Reconozco
que, ante la trascendencia de otros sucesos acaecidos en este mes de
agosto, no le había dado al caso de los refrigeradores la importancia
que merece.
Se refería mi vecino a una información aparecida en el semanario
Trabajadores ("Rompiendo el hielo", edición del lunes 3 de agosto de
2015), en la cual, además de recogerse las impresiones de los mecánicos
que se esfuerzan por reparar los refrigeradores que en número creciente
van deteriorándose, se dio a conocer que nos acercamos al término de la
vida útil de esos equipos.
A partir del año 2005 y aproximadamente hasta el 2008, y como parte de
la "revolución energética" concebida por el máximo líder, las
autoridades obligaron a los ciudadanos a entregar sus refrigeradores –la
mayoría de fabricación norteamericana– a cambio de otros de procedencia
china, principalmente de la marca Haier. Sólo en La Habana fueron
introducidos más de 670 mil refrigeradores provenientes del país asiático.
La reacción de las personas en el momento del cambio de los equipos fue,
en general, de poco entusiasmo. Es verdad que recibían un refrigerador
nuevo, que podían pagarlo a plazos, pero debían deshacerse de unos
equipos que llevaban décadas funcionando perfectamente, y por los cuales
no se les otorgaba ninguna compensación monetaria.
El disgusto iría aumentando a medida que iban rompiéndose algunos de los
refrigeradores Haier. Porque muchas de sus piezas de repuesto no las hay
en Cuba, y con frecuencia se dificulta su importación, lo que ocasiona
que los usuarios permanezcan un tiempo prolongado sin ese equipo tan
necesario en el hogar. Por otra parte, la estructura creada para
responder a la rotura de los nuevos refrigeradores es insuficiente,
según la opinión de los propios mecánicos. En La Habana, por ejemplo,
solo hay 17 talleres para la gran cantidad de refrigeradores con que
cuenta la población capitalina.
Y el clímax de la incertidumbre del cubano de a pie sobrevino con la
noticia de que estos refrigeradores chinos tienen un promedio de vida
útil de 10 años. Así nos lo cuenta mi vecino: "Nos engañaron
miserablemente, pues nunca nos dijeron lo de la vida útil de los
refrigeradores chinos. Es una burla. Porque yo me vi forzado a entregar
mi General Electric, que llevaba conmigo más de 40 años y funcionaba muy
bien, para ahora cargar con un Haier que no he terminado aún de pagar, y
ahorita no me servirá para nada".
En verdad, le sobran razones a mi vecino para estar angustiado. A él le
entregaron el refrigerador chino en el 2007, y le descuentan de su
chequera 56 pesos mensuales –más de la cuarta parte de su pensión por
jubilación– como pago por el equipo. Dentro de dos años liquidará su
deuda, pero en ese momento podría chocar con la triste realidad de que
ya su refrigerador no funcione. Sin dudas, una nueva tormenta se cierne
sobre él y la mayoría de los cubanos, quienes no podrían ir a las
Tiendas Recaudadoras de Divisas a comprar otro refrigerador en caso de
que los hubiese.
Source: La burla de los refrigeradores chinos | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/la-burla-de-los-refrigeradores-chinos/
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