La Guerra Negra
CARLOS ALBERTO MONTANER | Miami | 25 Oct 2015 - 10:31 am.
Hay una alta posibilidad de que personajes del Gobierno venezolano
tengan que responder ante la justicia de EEUU.
Hace varios años Washington decidió luchar contra la corrupción
internacional. Declaró, in pectore, la Guerra Negra. El nombre procede
de la literatura, de las novelas negras en las que el protagonista suele
ser un detective complejo y angustiado.
No se trata de cooperar con las operaciones policíacas, algo que hacen
muchas naciones, sino de iniciar las investigaciones y perseguir
activamente a los delincuentes. Por ahora han caído, entre otros,
miembros de la directiva de la Federación Internacional de Fútbol
(FIFA), altos funcionarios de la ONU, deportistas que se dopaban para
ganar las competencias, narcotraficantes encumbrados y banqueros que
canalizaban los fondos mal habidos.
El largo brazo de la justicia norteamericana tiene varias manos muy
competentes: el FBI, el DEA que persigue el tráfico de drogas, los
informes de sus diplomáticos, las investigaciones de la fiscalía
federal, especialmente la de Nueva York, ciudad por la que suelen
transitar las operaciones bancarias de medio planeta, y la eficiente
labor de una entidad mucho menos conocida, el FinCen, breve sobrenombre
del U.S. Treasury's Financial Crimes Enforcement Network, un gran
sabueso de cuello blanco capaz de rastrear el flujo del dinero por el
intrincado mundo financiero de nuestros días.
Hay algo de cruzada moralista en esta labor de Estados Unidos, pero
también una convicción probablemente acertada de algunos de sus
funcionarios más influyentes: o se enfrenta al crimen organizado
decididamente, o poco a poco se irán erosionando los fundamentos del
Estado de derecho y desaparecerán los principios con que el país se
fundó y echó a andar en 1776. En gran medida, la lucha contra el delito
es por la supervivencia del país.
Eso explica lo que hoy sucede.
Estados Unidos liquidó en unas horas a la familia más poderosa de
Honduras. El 6 de octubre fue detenido Yankel Rosenthal en el aeropuerto
de Miami, sobrino de D. Jaime Rosenthal, acaso el hombre más rico de su
país, cuya fortuna se calculaba en 690 millones de dólares, amo y señor
de docenas de empresas, y entre ellas el Banco Continental, fundado en 1929.
Inmediatamente se inició el desguace del grupo. De la noche a la mañana
se vieron sin dinero, sin propiedades y sin una simple tarjeta de
crédito. La acusación —que la familia niega— es "blanqueo de dinero", en
este caso procedente del narcotráfico que manejaban algunos de los
clientes del banco. La cocaína colombiana había sido transportada a EEUU
por delincuentes hondureños.
En febrero de 2015 salió de una cárcel norteamericana el expresidente
guatemalteco Alfonso Portillo. Dos años antes había admitido haber
utilizado la banca de EEUU para "blanquear" dos millones y medio de
dólares entregados por los taiwaneses como cooperación para imprimir
unos libros destinados al sistema escolar. Parece que en la
investigación fue muy efectiva la labor de la Comisión Internacional
contra la Impunidad (CICIG), organismo auspiciado por la ONU.
Se sabe que PDVSA, la compañía petrolera pública de Venezuela, una
verdadera alcantarilla al servicio de mil ladrones, está bajo la lupa y
sus directivos podrían ser acusados de numerosos delitos relacionados
con diversas expresiones de la corrupción. Según Bloomberg, las tres
refinerías que CITGO posee en EEUU, valoradas en 8.000 millones de
dólares, podrían ser intervenidas por las autoridades federales.
Por la misma regla de tres, hay una alta posibilidad de que personajes
como Diosdado Cabello, presidente del Parlamento venezolano, acusado de
numerosos delitos, algo que él niega con vehemencia, también acabe en
una cárcel norteamericana, como le sucedió al general panameño Manuel
Antonio Noriega, hombre fuerte de Panamá en la década de los 80.
Ya hubo un ensayo en ese sentido. En junio de 2014 el general venezolano
Hugo Carvajal, presunto jefe del Cártel de los Soles, como la prensa les
llama a los militares que colaboran con los narcotraficantes, fue
detenido en Aruba para ser deportado a Estados Unidos. Los holandeses,
finalmente, se lo entregaron a Caracas. Se asustaron ante las amenazas
del Gobierno de Maduro, que enseñó los dientes y reaccionó como una
banda que protege a uno de los suyos, pero ese episodio no tardará en
repetirse.
¿Cómo terminará esta Guerra Negra? No lo sé. Las novelas negras suelen
tener finales tan ambiguos e inesperados como sus protagonistas. Pero
son apasionantes.
Source: La Guerra Negra | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1445761908_17702.html
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