Cuba necesita el capital extranjero, pero en primer lugar libertad
Actualizado: 29/03/2014 22:08 horas
LA LEY de Inversión Extranjera aprobada ayer por unanimidad en un pleno
extraordinario celebrado a puerta cerrada en la Asamblea Nacional de La
Habana pone de manifiesto el fracaso económico de la dictadura comunista
de los hermanos Castro. En 1995, el desplome de la URSS y el
desmoronamiento del bloque soviético dejó a la isla sin su principal
sostén financiero, Fidel Castro tuvo que abrir la posibilidad a que
capitales extranjeros invirtiesen en empresas públicas. Ahora, la
debilidad económica que está viviendo Venezuela, de cuyo petróleo
adquirido en ventajosas condiciones depende el régimen, ha obligado a
Raúl Castro a reconocer la «necesidad imperiosa» de liberalizar
tímidamente su modelo económico. Según ha declarado el vicepresidente
Marino Murillo, Cuba «necesita de 2.000 a 2.500 millones de dólares
anuales de inversión extranjera directa para llevar adelante su modelo
socioeconómico socialista». El objetivo, ha afirmado Murillo, es que el
país pueda alcanzar un objetivo de crecimiento anual de entre el 5% y el
7% del PIB, frente al 2,7% actual.
La nueva ley, que viene a sustituir a la de 1995, promulgada en el
llamado Periodo Especial permitirá por primera vez invertir a los
cubanos exiliados, aunque muchos de ellos, residentes en Estados Unidos,
no podrán hacerlo debido al embargo sobre la isla que dura ya más de
cincuenta años. Además, permitirá que los inversores puedan hacerlo en
«todos los sectores», salvo en educación, salud e instituciones armadas.
Especial interés tiene el régimen en reactivar la producción agrícola,
que supone casi el 20% de su economía y se encuentra estancada, y en
convertir al puerto de Mariel, a 50 kilómetros de La Habana, en un motor
de desarrollo.
No obstante, y a pesar de los ventajosos incentivos fiscales que
contempla la nueva legislación y de que el Gobierno ha garantizado la
seguridad de las inversiones anunciando que las empresas con capital
extranjero podrán ser expropiadas solamente «por motivos de utilidad
pública o interés social», los hermanos Castro deben iniciar sin más
dilación un proceso de transición que conduzca al país a la democracia.
Es cierto que esta ley representa un primer paso que puede resultar
esperanzador para los habitantes de la isla, que sueñan con la
desaparición de las cartillas de racionamiento, pero, como se ha
demostrado hasta ahora, el proyecto liberalizador debe ser más profundo
para que se convierta en un verdadero impulso económico que ayude a la
isla a salir de su situación de pobreza y subdesarrollo.
Es muy sintomático que en la ley se haya dejado claro que se impedirá
que los medios de comunicación caigan en manos privadas y se rompa así
el control que el régimen mantiene sobre los medios de comunicación. Son
pocas las señales de que los Castro vayan a aflojar su férrea dictadura.
Sin libertades reales, sin la liberación de todos los presos políticos
encarcelados y la posibilidad de que la oposición pueda articularse sin
trabas, en fin, sin una democracia plena y efectiva, difícilmente podrá
alcanzar Cuba un desarrollo económico estable.
Source: Cuba necesita el capital extranjero, pero en primer lugar
libertad | ELMUNDO.es -
http://www.elmundo.es/opinion/2014/03/29/53373655e2704e0b078b456e.html
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