Proteger al consumidor
diciembre 19, 2014 10:57 am·
Cuba Actualidad, Plaza, La Habana (PD) Recientemente el Noticiero
Nacional de Televisión presentó un reportaje sobre las dificultades que
hoy afrontan los cubanos, tanto en los servicios como en la calidad de
los productos que se ofertan.
El periodista del NTV reconocía los problemas más señalados que afectan
a las cafeterías, tiendas de artículos varios, bodegas y otros
establecimientos. Señalaba que había una mayor incidencia de estas
cuestiones en los lugares administrados por el Estado, incluidos los que
son en divisa, algo muy diferente a los dirigidos por cuentapropistas.
Una de las dificultades más generalizadas es el trato brindado a las
personas en el momento de recibir la asistencia requerida junto a la
mercancía solicitada. Existe una gran apatía entre los vendedores, algo
que es muy molesto para los clientes. Estos empleados casi nunca apoyan
su propuesta con la cortesía adecuada, lo cual genera, en el mejor de
los casos, una situación deprimente para el cliente.
Recuerdo que antes, en cualquier cafetería, sin importar su
categorización, el dependiente lo primero que hacía era poner un vaso de
agua bien fría al marchante, para después preguntarle de la forma más
amable posible qué deseaba pedir. Ahora como el precioso líquido se
cobra, hay que solicitarlo y muchas veces la respuesta es que no se
puede dar, pues el agua que llega a la llave no es potable.
Otro problema que también incide es el estado de conservación y limpieza
existente en muchos sitios, sobre todo en los locales gastronómicos. El
estado de abandono que tienen conspira contra el deseo de las personas
de concurrir a estos lugares, que por lo general son los que poseen
menor categoría y en los cuales se pueden obtener los alimentos más baratos.
La alteración de los precios se encuentra entre los tópicos más
candentes señalados, no solo en esta ocasión, sino de manera reiterada
en los medios de comunicación, debido a las frecuentes protestas de
quienes son esquilmados y deben pagar una cantidad mayor por un objeto
cuyo valor oficial es menor, ya que administradores y dependientes
lucran con él para su propio beneficio.
Si hay una cosa que irrita grandemente a la población es la
desinformación, convertida en un mal casi generalizado. Consultar con el
comerciante sobre las propiedades del artículo que usted piensa adquirir
es como ver una pantomima y escuchar un monólogo a la misma vez, pues
cuando usted pregunta por las características de la mercancía, obtendrá
como respuesta el característico "no sé" con la gestualidad añadida.
Existen leyes y están vigentes, pero muchas veces y en múltiples sitios
no se cumplen.
La violación de las normas tiene negativas repercusiones económicas, no
solo para los clientes, sino también para las entidades que ofertan
producciones y servicios, pues merman sus utilidades.
Quiero analizar ciertos aspectos que llaman la atención. Ante todo, que
las causas motivadoras de estos hechos no se examinan con la profundidad
requerida, o se hace de una manera superflua, lo cual conlleva a
desvirtuar el verdadero mal para culpar a quienes son los participantes
directos y excluir a entes de más envergadura.
El examen del conflicto parte siempre de las consecuencias, por tanto se
obvia el origen real de la deficiencia, que son los aprietos que pasa la
población para su subsistencia, lo cual trae cómo resultado el escaso
deseo de los empleados de cumplir a cabalidad con su labor para brindar
una oferta de excelencia, propia de un mercado libre.
Se puede inferir que los cartelitos expuestos en los distintos comercios
con el lema "protección al consumidor", constituyen parte del adorno del
local. Su utilidad, al parecer, es nula, no cumplen con la función para
la cual se han colocado.
Para Cuba Actualidad. jorgelibrero2012@gmail.com
Source: Proteger al consumidor | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/proteger-al-consumidor/
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