El dolor de cabeza de los impuestos
Agencias
La Habana 12-08-2011 - 9:34 pm.
En los últimos meses, las personas debieron incorporar a su léxico
términos desconocidos como 'declaración jurada', 'deducciones' o
'impuesto a las ganancias'.
Según un popular refrán, en la vida hay dos cosas ineludibles: la muerte
y los impuestos. A los cubanos, no obstante, les cuesta aceptar la
segunda fatalidad, reporta AP.
En los últimos meses las personas debieron incorporar a su léxico
términos desconocidos como "declaración jurada", "deducciones" o
"impuesto a las ganancias", al calor de una serie de reformas que
abrieron paso a modestas manifestaciones de iniciativa privada y también
obligarán a toda persona que trabaje por cuenta propia a pagar tributos
al Estado, algo que la mayoría de los ciudadanos no entiende a cabalidad.
Cosa de extraterrestres
"Nunca he pagado impuestos. En todos estos años esa palabra se salió del
diccionario de los cubanos. Suena más bien como a país capitalista, y
hablar de impuestos en Cuba es algo como de extraterrestres", dijo a la
AP Iliana Ocampo, una oficinista de 43 años.
Dos terceras partes de los 11 millones de cubanos nacieron después del
triunfo de la revolución en 1959 y casi nunca en su vida pagaron
tributos directos, porque las prestaciones estatales, como salud o
educación, se paga desde los años 60 con descuentos ocultos en las nóminas.
Como Ocampo, la empleada Moraima Santos, de 66 años, indicó: "Las
personas se desacostumbraron y ahora se preguntan ¿por qué tengo que
pagar? Se olvidan que en todos los países se paga".
Los nuevos impuestos implementados afectan únicamente a quienes trabajan
por cuenta propia, que hoy por hoy son aproximadamente 325.000 personas,
un 6% de una fuerza laboral de casi cinco millones, según cifras
oficiales de la Oficina Nacional de Estadística.
Pero la ministra de Finanzas, Lina Pedraza, dijo que espera que aumente
rápidamente la cantidad de trabajadores independientes sujetos a
tributar y estimó para 2015 unos 1,8 millones de personas trabajando por
cuenta propia.
Paguen o no impuestos en lo inmediato, todos los cubanos comenzaron a
hablar del tema, en parte porque las autoridades abrieron una campaña
para concientizar a la gente sobre la importancia de que el trabajador
independiente contribuya y de que eventualmente todos los ciudadanos
entiendan lo vital que es aportar al Estado y sus enormes gastos sociales.
Desde que comenzó el proceso para autorizar a los comercios de propiedad
privada, a finales del año pasado, se entregaron unas 178.000 licencias
que se sumaron a las 147.000 existentes desde la década de los 90,
cuando se había producido una apertura más limitada que la actual.
Paralelamente, las autoridades instrumentaron reformas al sistema
tributario obligando a los cuentapropistas a pagar impuestos a los
ingresos personales (hasta el 50, a las ventas (un 10%) y en algunos
casos para la seguridad social (un 25%). Además se creó un tributo a la
contratación de fuerza de trabajo, que quedó en suspenso por el año en
curso.
Otra novedad es el incremento de las deducciones impositivas —complejas
en un país donde casi nadie da facturas—, que pueden alcanzar hasta el
40% de los ingresos obtenidos para algunas de las 178 actividades
autorizadas a realizar.
"Al comienzo estaba muy confundido", explicó a la AP Luis Antonio Véliz,
de 33 años, dueño de Fashion Bar Havana, un paladar (restaurante) que se
inauguró en diciembre y hoy es un ejemplo de éxito en su rubro.
"Tener mi negocio era mi sueño... Pero, la verdad, me dio miedo", dijo
Véliz, quien estudió gastronomía y no tenía ni idea de cómo llevar la
contabilidad o pagar los impuestos cuando instaló su local en el patio
trasero de su casa.
"Me presenté en el Ministerio de Trabajo y ellos me explicaron todo.
Cómo se llevaba la economía, dónde eran pagaderos los impuestos, los
papeles del banco para ser legal, y al final ¡me dio más miedo!", bromeó
el joven, ahora menos asustado y convertido por necesidad en un experto
en costos, tributos y utilidades.
'Traerlos al sector formal'
La idea de cobrar impuestos a los pequeños comerciantes "es traerlos al
sector formal, para que crezcan a través de establecer vínculos con
otras pequeñas empresas y desarrollarse. Un negocio que opera
ilegalmente tiene mucho menos margen para crecer, no consigue crédito,
etcétera", expresó a la AP el economista Rafael Romeu, de la Asociación
de Estudios de la Economía Cubana, una organización independiente con
sede en Washington.
El economista cubano Rafael Betancourt reconoció en un artículo de la
revista Temas, del mes de marzo, que era "lamentable" que el sistema
tributario en la Isla no estableciera "periodos de gracia" para
recuperar capital inicial invertido, como sí se hacía para atraer a
inversores extranjeros.
Así, sostuvo, la carga tributaria constituye "un desestímulo para que se
legalicen los que actualmente trabajan al margen de la ley", en el
mercado negro.
Según Romeu, "las autoridades cubanas deberían estimular este sector con
un sistema tributario menos complicado, menos rígido".
A pesar de que las autoridades indicaron que habrá en los meses
venideros una reformulación de la ley tributaria vigente, que data de
1994, la estructura actual contempla 11 impuestos —a los ingresos, las
ventas, la propiedad, etc.—, tres tasas y una contribución a la
seguridad social.
El vicejefe de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT),
Vladimir Regueiro, dijo en entrevista exclusiva con la AP que, dada la
realidad del país, algunos de los impuestos se mantienen "congelados" y
no se aplican, como al salario o el de las viviendas, que podría
comenzar a implementarse próximamente a partir de una decisión de
permitir a los cubanos vender sus casas.
En la actualidad, las posibilidades de traspaso de propiedad son
limitadas. Para Regueiro, la afluencia de nuevos —y poco expertos—
contribuyentes es un reto también para la ONAT.
"El pago de impuestos se constituye en una forma de contribuir a la
sociedad y eso es un concepto que debemos ganar. Fueron muchos años en
que nosotros hemos estado alejados de esa idea y ahora la estamos
reorientando", manifestó Regueiro.
"Se debe insistir en un proceso de capacitación", expresó.
Un sistema innecesariamente rígido
Los impuestos son también una forma del Estado de evitar el
enriquecimiento personal desproporcionado en el marco de un sistema
comunista, reconoció Regueiro, quien destacó el gran gasto social de la
Isla, donde la salud y la educación son gratuitas y hay una enorme
cantidad de subsidios a alimentos y servicios para la población.
La ministra Pedraza indicó que las estimaciones arrojadas por el
gobierno revelan que la utilidad de los pequeños empresarios, luego de
pagados tasas y tributos, era de aproximadamente un 35% y los gastos
oscilaban en un 20% ó 25%.
El economista Romeu opinó que ese es un monto aceptable a nivel mundial,
aunque no para Cuba.
"Está en un rango razonable internacionalmente para negocios
desarrollados, que llevan contabilidad moderna y pueden tener una
estrategia de desarrollo corporativo que está en armonía con el sistema
tributario, lo cual no es el caso en Cuba", expresó el analista con sede
en Washington.
"Cuba está aplicando a pequeños negocios un sistema tributario
innecesariamente rígido en ciertos aspectos, e inadecuado", agregó
Romeu, para quien sería necesario que se cobrase menos impuestos, se les
ofreciera más facilidades o se simplificara el esquema.
El economista cubano y catedrático emérito de la Universidad de
Pittsburgh en Estados Unidos, Carmelo Mesa-Lago, coincidió con Romeau.
"Creo que los impuestos son todavía excesivos y deberían reducirse mucho
más, para crear incentivos a la producción agrícola y el
cuentapropismo", manifestó Mesa-Lago.
De un modo u otro, y por más que no los comprendan bien o hayan dejado
de pagar impuestos directos durante más de 50 años, los cubanos deberán
comenzar a prestar más atención a los términos y finalmente hacerse de
una cultura tributaria.
http://www.ddcuba.com/cuba/6377-el-dolor-de-cabeza-de-los-impuestos
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