Para que un pescador aficionado en Cuba pueda echarse a la mar necesita
cartas de autorización del Partido, el CDR, el INDER y el Ministerio del
Interior.
martinoticias.com 10 de agosto de 2011
Muchos pescadores cubanos usan las cámaras de camión como embarcación.
Aunque la pesca deportiva se promueve como uno de los principales
atractivos turísticos de Cuba (300 CUC para rentar un yate con
tripulación en cualquiera de las 10 marinas de la isla), a los cubanos
se les hace prácticamente imposible "echar un bote a la mar".
La blogera cubana Yoani Sánchez, en una reciente nota sobre el intento
de la nadadora Diana Nyad de cruzar el Estrecho de la Florida, apuntó:
"Tampoco (me gustó) el hecho de que con su hazaña náutica se resaltara
el veinte aniversario de un club exclusivista como la Marina Hemingway,
donde todavía hoy un cubano no puede abordar una embarcación ni entrar
–con la suya propia– a tan hermoso atracadero."
La lista de carencias y obstáculos para practicar la pesca deportiva
comienza con la obtención del permiso de pesca deportiva.
El solicitante requiere una carta de aprobación del presidente del
Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de su barrio, otra del núcleo
del Partido Comunista de Cuba de su centro laboral y una tercera de su
director inmediato, además de abonar una cifra aproximada de 150 pesos
cubanos.
El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación tramita
entonces los documentos al Ministerio del Interior, que luego de
estrictas investigaciones, concede o no la licencia de pesca.
"Aquí en Baracoa solamente hay cerca de 30 o 35 personas con permiso
para la pesca deportiva, en una población de más de 81 mil habitantes",
igual situación que en el resto de Cuba", explicó a martinoticias.com el
aficionado a la pesca, Randy Caballero.
Vadeado un obstáculo, se presenta otro: para pescar mar adentro resulta
obligatorio ser propietario de una embarcación, o al menos solicitar un
permiso a la Capitanía de Puerto en calidad de tripulación o
acompañante. Porque la construcción o adquisición de una, por sencilla
que sea, está estrictamente regulada.
"A principios de la década de los 80, la Capitanía del Puerto otorgaba
permisos de reparación y construcción de barcos a propietarios
particulares, pero desde entonces los trámites se han dificultado mucho.
En la mayoría de los casos la solicitud es negada y en los pocos que
dicen que sí, la demora es tanta que cuando llega el permiso de
reparación ya el bote se destruyó y hay que comenzar a pedir uno de
construcción", apuntó Caballero.
"Unos familiares míos hicieron un bote de madera y para esconderlo de
las autoridades, lo mantienen hundido en el mar con dos bloques de
cemento. Cuando van de pesca lo dejan salir a la superficie, le sacan el
agua y allá va eso", contó a martinoticias.com Rafael Estrada, un
aficionado a la pesca.
Añadió que "en Cuba son sumamente escasas las tiendas de los avíos o
artes de pesca y a precios excesivamente altos para los residentes
nacionales. Cerca del 90 por ciento de los instrumentos de pesca que se
utilizan en la isla se reciben gracias a familiares y amigos residentes
en el extranjero".
"El cubano siempre está inventando y no falta el que fabrica anzuelos
con alambre de percheros y reciben 'de afuera' las atarrayas sin los
plomos (para que no pesen y sean menos las libras), luego les ponen
tuercas o bujías. Hay incluso quien vende estos inventos", concluyó Estrada.
A pesar del entusiasmo de los pescadores y la ayuda de los familiares,
no todo puede ser enviado. Por ejemplo, está prohibida la entrada al
país de los los GPS marítimos. Mientras, los pescadores cubanos se
orientan por la conocida técnica de 'los tres puntos', que utiliza
puntos de referencia y no permite alejarse demasiado de la costa.
Por el contrario, Randy Caballero revela que en la bolsa negra se
encuentra la mayoría de los instrumentos necesarios a precios bastante
altos, y el lugar de origen de estos es la propia Empresa de la Pesca,
de donde la desvían los contrabandistas o sus contactos.
En los últimos tiempos, el Ministerio de la Industria Pesquera acordó
con los aficionados, facilitarles el combustible de la embarcación, a
cambio de la venta casi integra de su captura a precio mínimo. Solo una
pequeña parte es permitida para el consumo familiar. A pesar de ello,
las ventas ilegales abundan.
El aficionado a la pesca declaró que "los pescadores se sienten
explotados por el Ministerio de la Industria Pesquera y como protesta
muchos han dejado podrir sus botes en la orilla, para no acceder a estos
convenios explotadores que el estado ha impuesto".
La causa de semejantes controles es clara para Randy Estrada: "debido a
la situación económica y política que vive el país, el estado desconfía
y cree que todas esas personas que solicitan permisos van a usarlos para
salir del país con sus familias".
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