Saturday, September 15, 2012

Dormir el socialismo

Economía, Corrupción

Dormir el socialismo

La desidia, el cansancio y el descreimiento de la población son enormes

Esteban Gutiérrez, La Habana | 14/09/2012 6:59 pm

Un importante intelectual cubano, durante la década del setenta, cuando
desaparecieron los cigarros del país, le decía a su esposa que se "iba a
dormir el socialismo" y que no lo despertara hasta que no consiguiera
una cajetilla de cigarros. La anécdota me la hizo su hijo y me aseveró
que en esa ocasión estuvo durmiendo más de 24 horas.

Los cubanos parecen haber hecho suyas las palabras del escritor y, a
falta de ilusiones y cansados de esperar un cambio, un indicio real, por
pequeño que sea, de que sus vidas van a mejorar, han decidido
enajenarse, "no coger lucha" y "conseguir" o "escapar", desentendiéndose
del Gobierno y de sus "soluciones". Los cuentapropistas inventan todos
los días: si no hay tiendas mayoristas, como existen en todas partes del
mundo, "resuelven" a cualquier precio, literalmente. El soborno es una
parte de esas soluciones. Los inspectores, en su inmensa mayoría, se
hacen de la vista gorda y, discretamente, cobran una comisión por su
silencio. Los policías, que deberían ocuparse de que se cumpla ley,
también reciben sobornos y permiten que se expandan por la ciudad la
prostitución y el "desvío de recursos". En vez de cumplir con su deber,
se dedican a combatir delitos menores, como ponerle multas a los pobres
viejitos jubilados que hacen lo que pueden para ganarse unos quilitos de
más pues con sus miserables pensiones no les alcanza ni para mal vivir
una semana. También "combaten" enérgicamente a los "buzos", que rastrean
en los tanques de basura latas y botellas vacías y lo que se encuentren
que pueda ser "reciclado" de alguna forma y vendido después. Pero los
delitos verdaderamente graves, la prostitución infantil y de todo tipo,
los robos con fuerza, el hurto de ganado, la corrupción gubernamental
que ha llegado a límites escandalosos, parecen tener una prioridad
menor. No es que no se persiga ni que todos los policías sean corruptos,
sería injusto afirmarlo, pero el hecho cierto es que cada vez son más
los robos y mayor y más profundo el deterioro moral de la sociedad,
aunque la prensa oficial nada dice.

Hace unos años circuló de CD en CD y de memoria flash en memoria flash,
un escalofriante video realizado por unos españoles sobre un negocio de
prostitución en el que las "protagonistas" eran jovencitas de secundaria
básica de una escuela en la Habana Vieja. Todo el mundo estaba
implicado: maestros, policías, hasta los padres de muchas de ellas. Yo
no pude terminar de ver el video. La forma desfachatada de expresarse de
esas jóvenes era insoportable de escuchar. El narrador del documental
comenta con tristeza: "no se puede decir que sean inmorales. Son
amorales". El video se puede ver, según me han dicho, por Internet.

El 27 de enero de este año salió publicada en Granma una noticia,
sencillamente, increíble. El artículo, titulado Insólito daño al
patrimonio ecológico, explicaba que durante el llamado Período Especial
habían comenzado una serie de indisciplinas y robos en el Jardín
Botánico de La Habana. Copio unos párrafos para que tengan una idea de
la dimensión del delito. He omitido los nombres de los delincuentes pues
ese dato no aporta nada importante a la noticia:
"A partir de entonces (1990) y con la agudización de la crisis
económica, las instalaciones sufrieron un gradual deterioro debido, en
lo fundamental, a la carencia de recursos para darles mantenimiento
especializado a los pabellones y al lago del Jardín Japonés. De manera
simultánea, el aumento de la indisciplina social y la no existencia de
una vigilancia adecuada del lugar al faltar los hombres y medios
necesarios para ello, trajo consigo la sustracción escalonada de la casi
totalidad de los 11,5 kilómetros de cerca perimetral, que delimita el
espacio total del centro. En la segunda mitad del 2008 comenzaron a
detectarse de manera esporádica casos aislados de tala ilícita de
árboles, presumiblemente para lucrar con la madera".

En la sentencia dictada se especifica lo robado:
Como resultado de las pruebas practicadas se demostró que (…), puestos
de común acuerdo con personas desconocidas hasta el momento, en dos
oportunidades durante el mes de diciembre de 2010 se dirigieron hasta el
Jardín Botánico y con dos motosierras talaron un total de nueve caobas
africanas, valoradas cada una en 324,91 pesos para un total de 2 924,19
pesos, que después de taladas trasladaban en un camión conducido por el
acusado (…) hasta el domicilio de los acusados (…), donde la aserraban
en tablones y posteriormente procedían a su venta".

Realmente, resulta difícil entender cómo es posible que se pueda
realizar "la sustracción escalonada de la casi totalidad de los 11,5
kilómetros de cerca perimetral" y talar, con dos motosierras, nueve
caobas africanas, sin que nadie se dé cuenta.

Se dice que en unos de esos videos secretos que les ponen a funcionarios
y militantes del Partido se hacía referencia a un fraude pantagruélico,
tan complicado y elaborado y con la participación de tantas y tantas
personas, que nunca he logrado entenderlo del todo. Sencillamente, hay
que tener un máster en Economía para poder idear algo así. En esencia,
el asunto consistió en la venta de, supuestamente, cebollas y ajos que
se transportaban en rastras que venían a la capital desde las provincias
orientales. Lo curioso es que las rastras estaban absolutamente vacías y
pasaron los puntos de control de la carretera con todos sus papeles en
regla, hasta el mercado receptor en La Habana. El fraude sumaba la
astronómica cifra de más de 12 millones de pesos cubanos, dinero que se
repartía entre los implicados, que deben haber sido muchos. Jamás se
sembraron esas cebollas y esos ajos, ¿cómo es posible que suceda algo
así? Estoy seguro de que si se escribiera el guión de este atraco, la
película rompería todos los récords de taquilla.

Los ejemplos sobran. Lo que se conoció hace poco (y que jamás se dijo
oficialmente) sobre el director del Hospital Calixto García, que
realizaba operaciones privadas en esa institución médica, no es más que
un caso entre muchos. Las operaciones "clandestinas" en los hospitales
del Estado es algo de lo que se viene hablando hace mucho tiempo. El
"indómito" Comandante algo supo de esto cuando en aquel discurso en el
Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005,
se preguntó "¿cuántas formas de robo hay en este país?". Pero lo que
todo el mundo sabía era que el problema había comenzado muchos años
antes de que el "señor de la gorrita" se desayunara con la noticia.

La desidia, el cansancio y el descreimiento de la población son enormes.
La mayoría de la gente solo ve solución yéndose del país, a pesar de que
ahora la crisis económica internacional es brutal y las posibilidades de
trabajo en otros países son escasas o inexistentes. Pero, así y todo, se
quieren ir. No hay más que pasar por los lugares donde se fotocopian
pasaportes y títulos, se hacen fotos para visas, se certifican
documentos. Ni hablar de la cantidad de cubanos que se han hecho
ciudadanos españoles gracias a sus abuelos. Incluso muchos lo han
logrado sin siquiera ser descendientes de españoles porque aquí todo
tiene un precio y se falsifican certificados, nombres y lo que usted
quiera, siempre que pague en divisas. Ser ciudadano español es tener un
pasaporte que te permita viajar sin problemas a cualquier parte del
mundo, incluido al "monstruo revuelto y brutal que nos desprecia" que
tanta fascinación ejerce sobre esta población la cual, paradójicamente,
después de más de medio siglo de cantaleta oficial contra "el imperio
más poderoso del mundo", sigue siendo modelo de vida deseado por muchos,
incluyendo a una gran cantidad de artistas e intelectuales oficialistas
y guatacones del Gobierno a quienes les encanta viajar a Miami.

En cualquier lugar que uno se encuentre, en una cola para la guagua, en
un consultorio médico, sentado tomando el fresco en un parque, la gente
habla y critica y ya son muy pocos los que te "salen al paso", pues se
encuentran, francamente, en minoría, aunque en nuestra televisión se
refleje una sociedad próspera y agradecida. Recuerdo aquel ingenioso
poema que circuló, justamente, durante el Período Especial (atribuido a
un poeta que, en estos momentos es un defensor del Gobierno), cuando
toda la culpa de nuestros males y carencias la tenía el
"desmerangamiento" de la, entonces, Unión Soviética y de los países de
Europa del Este. En aquella época, igualito que ahora, "hay comida en la
tele y en la prensa" y vivimos en el mejor de los mundos posible. Una
cosa es lo que pasa de verdad y la otra es lo que ellos divulgan. Eso sí
lo han hecho muy bien, controlar los medios masivos de comunicación
porque saben lo peligrosa que puede ser una imagen, lo incendiaria que
puede resultar una opinión diferente, un cuestionamiento público del
orden establecido, un debate de verdad y no ese periodismo oficialista y
repetidor en el que nadie cree.

Es cierto que la población ha buscado sus formas de "dormir el
socialismo" pero también es cierto que el descontento se ha extendido
por toda la Isla y las nuevas generaciones —y las no tan nuevas— no
están dispuestas a seguir aguantando tanto desastre ni a seguir
postergando su felicidad y bienestar por el capricho de unos pocos
aferrados al poder. Hace poco, en una tienda de divisas, una amiga le
comentó a la dependiente que si seguían subiendo los precios de los
productos habría que ir a protestar a "la raspadura". A lo que la
dependiente le contestó: "sí, no quedará más remedio, lo único que
tenemos que hacer es ponernos de acuerdo". Porque a diferencia del
cuento para niños de la La bella durmiente, "no hay sueño que dure cien
años… ni pueblo que lo resista".

Aquí les va el poema…

La yuca, que venía de Lituania,
el mango, dulce fruto de Cracovia,
el ñame, que es oriundo de Varsovia,
y el café que se siembra en Alemania.

La malanga amarilla de Rumania,
el boniato moldavo y su dulzura,
de Siberia, el mamey con su textura,
y el verde plátano que cultiva Ucrania.

Todo eso falta y no por culpa nuestra.
Para cumplir el plan alimentario
se libra una batalla ruda, intensa.

Y ya tenemos la primera muestra
de que se hace el esfuerzo necesario:
hay comida en la tele y en la prensa.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/dormir-el-socialismo-280096

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