Wednesday, September 12, 2012

El círculo vicioso

Economía

El círculo vicioso
Orlando Freire Santana
La Habana 11-09-2012 - 9:46 pm.

Salarios, productividad y autonomía empresarial: un dilema de la
economía castrista.

La Habana, agosto de 2012. (REUTERS)

No hay dudas de que un aumento salarial a los trabajadores y un
incremento en la productividad serían bienvenidos en las actuales
condiciones de la sociedad cubana. Sin embargo, la dependencia existente
entre ambos elementos hace que con frecuencia sea necesario incentivar
uno para que el otro reaccione favorablemente.

A los cubanos —que observamos con preocupación los bajos niveles
salariales y de productividad— parece presentársenos una apremiante
disyuntiva: sobre cuál de ellos actuar primeramente, con la esperanza de
que su contraparte resulte estimulada.

Los trabajadores reclaman un aumento salarial para poder satisfacer
necesidades elementales, pues los precios de numerosos artículos de
amplio consumo se elevan sin cesar. También continúan las quejas por la
sobrevaloración del peso convertible (CUC) —única moneda con la que
pueden comprarse bienes de más calidad en las Tiendas Recaudadoras de
Divisas (TRD)— con respecto a la moneda nacional, que es con la que el
gobierno paga. En varias cartas aparecidas en la prensa oficialista
—todas desde posiciones afines al gobierno—, los firmantes opinan sobre
esta insoportable situación: se argumenta que los bajos salarios no
motivan a los trabajadores, y por tanto estos no laboran con el
entusiasmo y la eficiencia requerida, razón por la cual resulta poco
probable un despegue de la productividad.

Las autoridades, por su parte, insisten en que no deben esperarse
aumentos salariales mientras no haya incrementos en los niveles de
producción y en la productividad del trabajo. Se trata de un
planteamiento que parece contar con la más elemental lógica económica.
Es perjudicial la puesta en circulación de medios monetarios sin un
debido respaldo en bienes y servicios, pues ello puede ser la fuente de
un proceso inflacionario, o de una escasez y racionamiento extremos si
el Estado desea controlar los precios, como ha sido la generalidad del
caso cubano.

También se suele justificar esta subordinación del salario a la
productividad bajo el precepto de que no puede distribuirse una riqueza
que no ha sido creada. En las palabras finales del acto por el 26 de
julio en Guantánamo, Raúl Castro ratificó que en este momento no era
aconsejable aplicar aumentos salariales debido a los pobres
comportamientos de la producción y la productividad. Esto, a pesar de
reconocer que los trabajadores de sectores como la educación y la salud
pública eran merecedores de mayores retribuciones.

Autonomía empresarial, ¿una posible respuesta?

El contrapunteo entre el salario y la productividad se inscribe en el
contexto de un indicador económico a menudo vuelto mediático: la
correlación entre el salario medio y la productividad del trabajo.

Se trata de uno de los indicadores más recurrentes a la hora de calibrar
el estado de salud de la gestión económico-productiva, y que presupone
un mayor crecimiento de la productividad para que el desempeño sea
positivo. En los últimos años ha venido manifestándose un continuo
deterioro en la referida correlación; es decir, que el salario medio ha
crecido más que la productividad del trabajo. Semejante situación no
sería más que la punta del iceberg de problemas y deficiencias que desde
hace mucho arrastra la economía cubana, como son, entre otros, las
plantillas infladas y la excesiva presencia en centros laborales de
trabajadores no vinculados directamente al proceso productivo.

Volviendo al tema de la encrucijada que nos ocupa, algunos especialistas
coinciden en señalar una medida que colocaría a la productividad como
una variable independiente: el otorgamiento de una mayor autonomía a las
empresas. Una empresa con verdadera autonomía, aducen, es aquella en la
cual el plan económico no se le convierte en una camisa de fuerza, y por
tanto puede reaccionar con rapidez ante los cambios del entorno, lo que
significa poder escoger a nuevos clientes y proveedores, así como
modificar los precios de sus producciones.

Además, las entidades deben disponer de mayor facultad para disponer de
las ganancias generadas en su gestión. Cuando esto suceda, es muy
probable que los colectivos laborales adquieran mayor sentido de
pertenencia, y comiencen a trabajar con más dedicación.

Sin embargo, está por ver si la Ley de la Empresa Estatal, que según la
más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se
encuentra en estudio para su próxima aplicación, será capaz de
aportarles a las entidades la autonomía necesaria.

http://www.diariodecuba.com/cuba/12809-el-circulo-vicioso

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