Venezuela y Cuba a través de los años: de la niñera de Bolívar a la
petrodiplomacia
Por: Rodrigo Duarte rduarte@infobae.com
Durante las recientes protestas contra Maduro, los manifestantes
pidieron el fin de la injerencia de los hermanos Castro en el gobierno
venezolano. Infobae repasa su historia conjunta y analiza las razones
del acercamiento. Petróleo, espías y mística libertadora
En un artículo publicado esta semana en el diario El País, el reconocido
intelectual mexicano Enrique Krauze planteaba el siguiente argumento
para explicar el considerable apoyo que la represión desatada por el
presidente venezolano Nicolás Maduro contra estudiantes de su país
obtuvo en el ámbito latinoamericano: se trataba de un respaldo derivado
del "prestigio menguado pero todavía vivo" de la Revolución Cubana, una
consecuencia de la simpatía que todavía despierta aquella gesta
emancipadora de Fidel en buena parte de los habitantes de la región.
Este razonamiento, parcial porque no toma en consideración el arrastre
del extinto Hugo Chávez pero innegable, refuerza una teoría que
comenzara a circular inmediatamente después de que el líder de la
Revolución Cubana y el líder de la Revolución Bolivariana estrecharan
formalmente sus vínculos en el año 2000 con la firma del llamado
"Convenio Integral de la Cooperación". Dicha hipótesis conjeturaba que
el verdadero trueque entre ambos países no era petróleo por médicos, o
siquiera petróleo por médicos y agentes espías, sino petróleo por mística.
De esta manera, y gracias a una transferencia que ya costó miles de
millones al erario público venezolano, el régimen chavista continúa
siendo libre de adoptar la misma retórica conspirativa, antiimperialista
y libertadora con la que Fidel pudo capear "período especial" tras
"período especial" mientras en la práctica persigue y encarcela
opositores, hace desaparecer a medios de comunicación independientes y
arruina la economía. La comida podrá escasear, el dinero perder valor
cada día que pasa y la libertad de expresión ser un recuerdo del pasado,
¿pero qué son esas cosas sino lujos burgueses en medio de un proceso
histórico? Luego de 14 años de petrodiplomacia, quedó claro que el
elemento "petro" (Venezuela envía 100 mil barriles diarios a Cuba, a
precios preferenciales y el 50% se paga a 25 años) no era más importante
en el trato que el componente de "diplomacia" (etimológicamente, objeto
doblado en dos, como la épica cubana a la que recurre el régimen
venezolano).
Pese a que estas semanas los militantes de Maduro dedicaron un rosario
de burlas a los dirigentes opositores y ciudadanos que salieron a la
calle a pedir el fin de la injerencia de los Castro en los asuntos de su
país -tanto por un acto de defensa de la soberanía como en rechazo al a
todas luces fracasado modelo económico cubano que instaló el chavismo-,
han sido los propios protagonistas de este proyecto binacional que han
explicitado su existencia.
En 2005, el por entonces vicepresidente cubano Carlos Lage dijo que el
país tenía "dos presidentes, Fidel y Chávez", mientras que el propio
caudillo bolivariano había declarado que Cuba y Venezuela eran "en el
fondo, un solo gobierno". Esta mímesis se hace evidente a cualquiera que
visite La Habana, donde no es inusual ver cuadros y fotografías de
Chávez en oficinas estatales y edificios culturales junto a los retratos
de héroes nacionales como Fidel, el "Che" Guevara y Camilo Cienfuegos.
Por su parte, la transmisión de los discursos de Maduro es tan frecuente
en la televisión cubana como la de los partidos de béisbol y la
ultrachavista Telesur, a diferencia de las demás señales informativas,
está ubicada en los primeros lugares de la grilla del cable, ocupando
una posición privilegiada entre los canales más vistos.
Esta virtual confederación -bautizada por detractores en ambos países
como "Cubazuela" o "Venecuba"- contiene un llamativo dato: Maduro
estudió entre los años 1986 y 1987 en una escuela de formación política
en La Habana, la Ñico López, un centro de educación para cuadros de la
izquierda revolucionaria con estrechos vínculos con el gobernante
Partido Comunista, y de donde han salido muchos de los principales
dirigentes castristas de las últimas décadas.
En un artículo titulado "Nuestro hombre en Caracas", en referencia a la
conocida novela de Graham Greene sobre espionaje y agentes dobles
durante la Guerra Fría, el periodista cubano (exiliado) Carlos Alberto
Montaner escribió que Maduro podría ser "mucho más que un simpatizante
de la Revolución Cubana o un trasnochado marxista radical,
platónicamente enamorado del comunismo", y lisa y llanamente "un viejo
colaborador de la inteligencia cubana". Su inesperada designación como
sucesor de un convaleciente Chávez en La Habana sobre su delfín natural,
Diosdado Cabello, levantan sospechas.
Sin embargo, antes de convertirse en aliados principales en su lucha
contra el capitalismo moderno, los caminos de ambas naciones estuvieron
estrechamente ligados, inclusive desde sus inicios. Es sabido que la
mujer encargada de amamantar al niño Simón Bolivar, futuro libertador de
Venezuela y América Latina, fue una matrona cubana llamada Inés Mancebo,
quien debió convertirse en la "nana de leche" del pequeño debido a que
su madre estaba demasiado frágil de salud para alimentarlo.
En tanto, el político y escritor José Martí, prohombre máximo cubano,
vivió durante un tiempo en Caracas y fue allí donde escribió los míticos
versos "De América soy hijo y a ella me debo", verdadero grito de
batalla de las revoluciones venideras en el continente -también título
de uno de los documentales definitivos sobre Fidel Castro, realizado por
el cineasta Santiago Álvarez.
Esta hermandad se hizo manifiesta cuando, luego de que Fidel entrara en
La Habana y derrocase a la dictadura de Batista, Venezuela fuera uno de
los primeros países que reconociera al nuevo gobierno de Cuba. A la
manera de retribución, el revolucionario hizo su primer viaje como
primer ministro cubano a Caracas apenas unos días después de su llegada
al poder, para las celebraciones nacionales del 23 de enero.
La concordia entre los países terminará bruscamente en 1967 luego del
episodio conocido como la "Invasión de Machurucuto", en el que una
docena de comandos guerrilleros entrenados en Cuba ingresaran en
territorio venezolano con la intención de deponer al presidente Raúl
Loeni e instalar un gobierno revolucionario. La fallida intervención
terminó con el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos
países, que serían reanudadas recién en 1974.
En la actualidad, el vínculo entre ambos países no podría ser más
diferente que el sostenido durante ese período de enfrentamiento de
finales de los 60. Cuba necesita de Venezuela para sobrevivir (el 20% de
su PBI proviene de sus intercambios con Venezuela) mientras que a la
Revolución Bolivariana le urge ratificar sus credenciales emancipadoras
en medio del descalabro económico absoluto y el extendido descrédito de
su régimen unipersonal, tanto dentro como fuera del país.
En un futuro cercano, no habrá ministerio de la Suprema Felicidad (el
nombre da escalofríos), adelantamiento de carnavales o discurso por
cadena invocando a Chávez que pueda salvar de la caída a Maduro, cuya
suerte está indudablemente atada a lo que suceda en las mentes,
corazones y bolsillos del cansado pueblo venezolano. Ya lo dijo José
Martí, poeta favorito de tanto revolucionario latinoamericano: "Se
trabaja para verdades, no para sueños".
Source: Venezuela y Cuba a través de los años: de la niñera de Bolívar a
la petrodiplomacia | Cuba, Venezuela, Nicolás Maduro - Infobae -
http://www.infobae.com/2014/03/02/1547321-venezuela-y-cuba-traves-los-anos-la-ninera-bolivar-la-petrodiplomacia
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