23-11-2011.
Elías Amor Bravo
ULC Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- El régimen castrista está ensayando
recientemente un nuevo modelo de organización empresarial estatal que
viene a reemplazar las actividades del llamado sector presupuestado, en
un intento de buscar eficiencia y abaratar los costes de producción. Eso
es lo que dicen, y lo que han planteado con la creación de la OSDE
(siglas de Organización Superior de Dirección Empresarial) del sector
azucarero, y la más reciente, de Correos.
Obsérvese la notable diferencia entre las dos organizaciones. Una
dirigida a la producción y comercialización del azúcar, la otra para lo
que se supone que es un servicio de envío de cartas y paquetería entre
particulares. En fin, cada cual a lo suyo, pero comparar peras con
manzanas suele dar malos resultados.
Desconozco a quién se le ha podido ocurrir semejante idea, pero esa
obsesión con el cumplimiento de planes que, de antemano se sabe que no
se pueden alcanzar, es lo que parece estar en el fondo de estas
decisiones políticas.
En el caso del azúcar, el producto estrella de la economía de Cuba desde
el siglo XVIII, la OSDE pretende obtener una nueva dimensión más
adecuada y una organización más eficaz para tratar de recuperar el nivel
de producción, hundido desde que en 2002 el propio Fidel Castro
decidiera la reconversión de todo el sector.
Parece ser, según algunas informaciones, que el gobierno analizó el
Ministerio del Azúcar que había sido el responsable de la actividad
desde los tiempos "revolucionarios" y comprendiendo que era un paradigma
de ineficacia y de incumplimientos, lo suprimió, transformando su
estructura en la de la OSDE referida y separando sus funciones.
La idea tiene que ver con los "lineamientos" que, en varias ocasiones,
hacen referencia a la "necesidad de perfeccionar la estructura
gubernamental y establecer claros límites entre las funciones estatales
de las empresariales". En particular, y referido al sector azucarero,
los "lineamientos", entre ellos el 209, establecen como su objetivo
primario, "incrementar de forma sostenida la producción de caña", o el
211, que pretende "lograr ingresos en divisas que permitan financiar los
gastos totales de operación, más el valor de las inversiones y las
reparaciones que se ejecuten, y realizar un aporte neto para el país".
La cuestión es si la OSDE puede conseguir estos objetivos.
Siempre he destacado que esa separación entre "funciones estatales y
empresariales" es muy interesante y puede ser una vía adecuada para
superar el grave atraso de la economía castrista, pero las cosas se
deben hacer de otro modo, ya que las nuevas OSDES como esta del azúcar,
o la ya anunciada de Correos, se construyen a partir de la
transformación de las estructuras burocráticas centrales, como si se
tratase de la mariposa que abandona el capullo de seda y emprende
alegremente su vuelo tras superar su etapa de gusano.
Pero en el mundo empresarial, las decisiones no son tan sencillas y
entrañan no pocos riesgos.
Un Ministerio como el del azúcar, incapaz de desarrollar sus funciones
reguladoras por la excesiva concentración en la gestión empresarial, no
cambia su cultura por muchas OSDES que se puedan crear. El nuevo Grupo
debe realizar las pretendidas "funciones empresariales" dentro de un
marco cultural y de valores heredado de su progenitor, el desaparecido
Minaz, posiblemente, incluso por las mismas personas.
Más que eficacia, lo que está haciendo el régimen es darle vueltas a las
estructuras burocráticas que, lejos de conseguir eficiencia, lo van a
complicar todo más aún. Por ejemplo, si el Ministerio de agricultura
asume ahora las funciones de regulación del sector del azúcar, ¿cree
alguien que los márgenes de actuación, de autonomía y de responsabilidad
en la OSDE serán mayores?
Ahora recaen sobre la OSDE el susodicho Ministerio de agricultura, el
llamado CITMA junto a otros organismos que tienen competencias en el uso
de abonos y semillas, e incluso el Ministerio de Planificación y el de
Comercio exterior e inversión extranjera, el Ministerio de Transportes,
para el ferrocarril, el de Industria básica para la electricidad, el de
Comunicaciones, de Educación, Salud Pública, y así hasta una larga
docena de organismos del sector presupuestado para regular el sector
azucarero. Pero, ¿es que no lo hacían antes? ¿Es esto eficiencia
organizativa?
La conclusión que cabe obtener es que producir caña bajo un marco
regulatorio como éste es más difícil que cualquier obra de ingeniería y
de diseño, de las más complejas que se puedan imaginar. El exceso de
regulación que el nuevo diseño plantea lo único que va a conseguir es
entorpecer el funcionamiento de las fuerzas productivas y la
competitividad. Ya lo dijeron. Que nadie espere nada de los cambios
introducidos por los "lineamientos", cuya única finalidad es la
"actualización del socialismo". Más ineficacia.
Una sugerencia: pongan en venta mediante subasta internacional la OSDE
azucarera debidamente organizada en torno a sus cadenas de valor, y que
algún grupo con tecnología avanzada a nivel internacional se haga con su
control. Aparten toda la pesada carga regulatoria existente, y verán lo
que ocurre. Es muy fácil, las reglas del mercado son las que permiten a
una economía funcionar de manera óptima. La alternativa: más fracasos. Y
si no, ya se verá con el Correo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=34388
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