Sunday, September 09, 2012

Nicaro y la angustia con sabor a níquel

Nicaro y la angustia con sabor a níquel
Publicado el Sábado, 08 Septiembre 2012 19:56
Por Daniel Benítez*

Nicaro es un pueblo de níquel, de polvo rojo y de níquel. A ese mineral
le debe casi todo, desde las primeras oleadas de trabajadores que
llegaron allí para comenzar a expandir el poblado hasta su repercusión
internacional, porque si hoy Nicaro es referente en el panorama
económico es gracias a su fábrica procesadora de níquel, la "Rene Ramos
Latour".

A quienes hemos visitado Nicaro nos parece estar adentrándonos en una
fotografía de mediados del pasado siglo, con sus construcciones de
fuerte influencia norteamericana, debido al asentamiento de cientos de
hombres que cruzaron el estrecho de la Florida -en este caso, en sentido
inverso a la travesía que hoy hacen muchos compatriotas- para
incorporarse a la Nicaro Nickel Company, inaugurada en 1943 por la firma
Frederick Snare y nacionalizada sin miramientos por el naciente gobierno
revolucionario de Fidel Castro en 1960, cuando fue renombrada "René
Ramos Latour".

Así es que Nicaro siempre ha sido un pueblo de níquel y polvo y mar, por
tanto es lógico que hoy el temor y la incertidumbre recorran cada hueso
de quienes han echado su vida y sus raíces en esta zona de la geografía
cubana tras anunciarse la paralización de las operaciones de la fábrica.
La decisión del cierre de la planta se produce, entre otros factores, al
descenso de los precios del metal en el mercado y la ineficiencia de su
funcionamiento, al calor de un escándalo de corrupción en el que fueron
procesados y encarcelados tres ex viceministros y otros nueve altos
funcionarios de la Industria Básica.

Con tales vientos nada favorables, ya se veía venir una medida de esta
naturaleza.

Pero, ¿son realmente los precios del mercado y la corrupción lo único
que afecta a la fabrica de su tipo más antigua del país? No, a ello hay
que sumarle el atraso tecnológico que encarece la produccion y eleva el
consumo de combustible, además de pésimos manejos empresariales, los
cuales no salen a la luz pública pero son conocidos y cuya máxima prueba
fue el destape de los funcionarios corruptos.

Resulta insostenible esta industria -principal producto que exporta Cuba
y su tercera fuente de ingresos- que es incapaz de renovarse, que está
absolutamente centralizada y cuyas producciones se destinan en lo
fundamental a los mercados chino, ruso y canadiense.

Bastante alejado de las urbes más importantes y donde la extracción y
procesamiento del valioso mineral eran el epicentro de toda la actividad
socioeconómica, la inminente paralización de la "Ramos Latour" suma a
Nicaro como una nueva zona de depresión y tristeza en el país. Una
experiencia que ya soportaron miles de familias que vieron como se
destruía la industria azucarera y se mandaba a estudiar o a trabajar en
la agricultura a hombres y mujeres, sin tener en cuenta sus décadas de
laboriosidad en el sector.

Triste, muy triste se asoma el panorama en Nicaro, también conocida como
Lengua de Pájaro. Ya se anuncia que el sendero para la mayoría será el
cuentapropismo.

¿Qué se podrá hacer y cuánto habrá que ganar para sostener el negocio,
con la fuerte carga impositiva y las necesidades de la familia en una
nación donde cada día son más caros los productos básicos? ¿A cuánto
ascenderá el dinero circulante si la mayoría trabajadora de la fábrica
se queda sin su principal fuente de ingreso?

Las preocupaciones recorren hoy la vida de los habitantes de Nicaro. En
otros países veríamos revueltas populares y protestas de los
sindicatos para defender la suerte de los trabajadores, pero en la Cuba
revolucionaria ya sabemos que eso es una utopía.

Por el momento, la gente de Nicaro cruza los dedos y espera resignada,
que es otro de los rostros del sufrimiento cotidiano.

*Periodista cubano recién exiliado en Miami. Durante su desempeño
profesional en Cuba trabajó en la Agencia de Noticias de Cuba (ANC) y la
radio provincial en Holguín.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/economia-y-negocios/2172-nicaro-y-la-angustia-con-sabor-a-niquel

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