En homenaje a los Juan Gómez cubanos
[18-05-2013]
(www.miscelaneasdecuba.net).- El diario oficial del régimen castrista
Granma se hace eco del reconocimiento a Juan Gómez, un campesino
octogenario de Güira de Melena, como "Vanguardia Nacional de la ANAP",
por el record de producción en su finca de 28 toneladas de papa por
hectárea.
Quiero aprovechar este espacio para felicitarle yo también. Desde luego,
su mérito es incuestionable; más aun, en una economía absolutamente
ineficiente como la castrista. El que este hombre consiga en su pequeña
finca estos niveles de producción, mientras que el marabú invade las
extensas e ineficientes granjas estatales, es un ejemplo de cuál podría
haber sido la situación de la economía si la llamada "revolución" no
hubiera cometido los estragos que hizo desde los comienzos al confiscar
las propiedades en el campo.
Yo me alegro por Gómez, y le quiero decir que cuando yo era un niño
conocí a otros muchos campesinos como él en los alrededores de Güira de
Melena, Alquízar, Bejucal, La Salud, Quivicán, en la zona guajira
próxima a La Habana. Muchos de aquellos hombres, amigos de mi abuelo,
que habían trabajado la tierra con dignidad y superado con esfuerzo e
ilusión los retos de la ciencia y la técnica para hacer más productivos
sus campos, recibieron un mazazo mortal con las confiscaciones
castristas de tierras. Nunca pudieron comprender que un régimen que
anunciaba que la tierra sería para quién la trabajase, terminara
arrasando todo lo que habían construido con ilusión, desde prácticamente
la nada.
Muchos de aquellos guajiros, dueños de pequeñas extensiones en las que
producían prácticamente de todo, se vieron obligados a trabajar para el
estado, a ver menguadas sus tierras o en el peor de los casos, a
perderlas sin compensación. Para muchos, fue un golpe mortal del que no
volvieron a recuperarse. Su salud, quebrantada por el esfuerzo del
trabajo, no pudo resistir el robo institucional. A otros, solo les quedó
el amargo camino del exilio en el que murieron soñando con sus campos de
cultivo en sociedades industriales que nada tenían que ver con lo que
había sido su vida hasta el aciago 1959.
Porque si existe un sector de la economía de la Isla que ha padecido con
más intensidad, por el daño institucional, no es otro que el
agropecuario. No me cabe la menor duda que muchos acogieron a aquellos
llamados "revolucionarios" con cierta expectación, pero al cabo de muy
poco tiempo se percataron de que sus medidas iban en contra de cualquier
racionalidad económica.
En menos de un lustro, se destruyó la base productiva de la agricultura
de la República que había florecido durante siglos. Cuba dejó de ser una
potencia exportadora, para necesitar prácticamente todo tipo de
productos agropecuarios. La dependencia internacional en este renglón
venía a mostrar el fracaso del sistema institucional basado en la
planificación central estalinista y la eliminación de la propiedad
privada, salvo explotaciones marginales.
Gómez, que merece un reconocimiento por su tarea, y que seguro que
estará harto de recibir a Fidel Castro en su pequeña finca, es un
ejemplo del giro de 180º del régimen castrista en estos 55 años. El
retorno a un concepto de pequeño agricultor y su reivindicación por el
castrismo, no es más que una demostración del fracaso de la ideología
política que sustentó la idea de modélicas explotaciones estatales en
las que habría prácticamente de todo. La ineficiencia e improductividad
de ese modelo fracasado, les obliga a volver la vista a los brillantes
Juan Gómez que sobreviven en Cuba, como un ejemplo de lo que fue la
economía cubana antes de las fatídicas reformas de 1959.
Gómez es el espíritu del guajiro cubano que permanece en Cuba. Es el
ejemplo de la alternativa al intervencionismo estatal y la ineficiencia
comunista. Es el punto de unión con un
pasado que volverá a la Isla cuando se modifiquen las condiciones
institucionales actuales, permitiendo recuperar los niveles de
abastecimiento y productividad de tiempos pasados.
Si el castrismo tuviera a muchos Gómez, la economía no necesitaría
recurrir a costosas importaciones de productos agropecuarios que lastran
sus cuentas externas e incluso, los excedentes podrían servir para
generar ingresos externos. Se han dado cuenta 55 años después. Nunca es
tarde, pero Gómez es un ejemplo de lo que nunca debió ocurrir en la
economía cubana y que, por desgracia, ocurrió.
Y lo que más me interesa. La política de cesión de tierras que se ha
anunciado como uno de los ejes centrales de los llamados "lineamientos"
no va a permitir que vuelvan los Gómez a la agricultura cubana. La
razón. Porque mientras que no se garantice un marco estable y previsible
de respeto a los derechos de propiedad, nadie va a asumir riesgos. Los
guajiros cubanos que hicieron grande a la agricultura cubana a mediados
de los años 50 del siglo pasado venían, en su mayoría, de la emigración
extranjera o de niveles sociales muy pobres. Construyeron sus
propiedades con esfuerzo, ahorro y reinversión de beneficios. Y sobre
todo, con capacidad para reivindicar sus derechos de propiedad frente a
terceros. Esta es la clave para el desarrollo y crecimiento de una
economía, junto al funcionamiento adecuado del mercado como instrumento
de asignación de recursos. Si el castrismo no facilita esas condiciones,
nada más cabe esperar.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/519796313a682e0c60972da5#.UZfeRkpGBk4
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