Friday, February 21, 2014

Turismo y espejismo castrista

Turismo y espejismo castrista
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 21 Feb 2014 - 11:37 am.

De los 633 dólares que cada visitante gastó en Cuba en 2013, solo 254
quedaron en el país. Los ingresos netos obtenidos del turismo
internacional están entre los más bajos del mundo.

Los ingresos netos obtenidos por Cuba en 2013 por el turismo
internacional se ubicaron entre los más bajos del mundo: de los 633
dólares gastados por cada visitante, solo quedaron en la isla 254. Los
otros 379 dólares volaron al extranjero.

Ese "pequeño" detalle no lo informó la Oficina Nacional de Estadísticas
e Información (ONEI) del régimen cuando el pasado 19 de febrero reveló
que los 2.851.000 turistas que viajaron a Cuba el año pasado dejaron
allí 1.804 millones de dólares.

De esos ingresos brutos, al menos 1.082 millones salieron del país por
concepto de importaciones específicas para el funcionamiento de la
industria turística, que tiene que importar hasta frutas y vegetales
frescos de República Dominicana. Esa sangría de divisas fue el
componente importado de los costos de operación de la industria
turística, que en el caso de Cuba es enorme, y que la ONEI nunca menciona.

El turismo es la principal actividad económica de decenas de países.
Crea empleos, incrementa el Producto Interno Bruto, el comercio
minorista, mejora la infraestructura vial y hotelera, etc. Por eso es
muy importante que el componente importado sea bajo. En México, 7.5
millones de personas trabajan directa o indirectamente en el turismo.
España recibió 60.6 millones de visitantes en 2013 y su industria
turística representa el 11.5% de todos los empleos de la nación.

El gobierno de Raúl Castro miente cuando afirma que las importaciones
para la industria turística constituyen un 50% de su costo operativo,
pues la mayor parte del valor agregado en la producción nacional
destinada al turismo ha sido generado con insumos y partes importadas.

Según economistas de la Isla y emigrados, el componente importado en los
costos turísticos en Cuba oscila entre un 60% y un 65%. Si tomamos la
cifra de 60%, vemos que de cada dólar captado, 60 centavos regresan al
extranjero. A las finanzas nacionales solo contribuyen los otros 40
centavos.

Ello significa que Cuba recibió en realidad $722 millones por el
turismo. Con tan poco dinero, el sector no se autofinancia para poder
crecer. No se puede mejorar la infraestructura turística.

No hay en qué gastar

Como el país apenas produce, el gasto promedio de $633 por turista en
2013 en la Isla fue muy bajo. Los turistas no tienen en qué gastar. En
cambio, en la vecina República Dominicana, un país pobre, en 2012 se
recibieron 4.5 millones de visitantes que dejaron ingresos brutos por
4.549 millones de dólares, para un gasto por turista de 1.011 dólares,
según cifras oficiales.

Si algo evidencia el fracaso económico del castrismo es su incapacidad
para obtener recursos financieros netos del turismo. Es algo que la
nación necesita desesperadamente. Y sin embargo, se importa casi todo lo
que demanda el turismo, incluyendo los alimentos. Es una vergüenza. En
1957 Cuba fue clasificada por la FAO como el mayor país exportador de
productos agropecuarios de América Latina en proporción a su población.
La nación se autoabastecía de alimentos y además los exportaba.

Pero la estatización comunista de las tierras ya en 1962 dio origen a
una cartilla de racionamiento de alimentos que sigue vigente y que cubre
unos diez días al mes —los otros 20 días hay que "resolverlos" en el
mercado negro. La cartilla no contempla la entrega de carne de res y la
leche es solo para menores de 7 años.

Recorrido ya más de medio siglo con el sistema económico diseñado por
Marx y Lenin, el país importa no ya el 29% "denunciado" por los
comunistas de 1957, sino el 81% de los alimentos que consume. Con
tierras muy fértiles, ocho partes de cada 10 de la alimentación cubana
provienen del extranjero. La mitad de las tierras cultivables están hoy
ociosas, y las granjas estatales registran los rendimientos más bajos de
Latinoamérica y, en algunos renglones, de todo el mundo.

Improductividad récord

Por ejemplo, los rendimientos en la caña de azúcar en Cuba antes de 1960
eran los más altos de Latinoamérica, y hoy son los más bajos: entre 31 y
37 toneladas de caña por hectárea, mientras que el promedio
latinoamericano oscila entre 90 y 110 toneladas. La que fuera la
azucarera mundial por casi dos siglos regresó a los niveles de
producción de 1896, cuando era colonia de España. Y ha llegado al colmo
de tener que importar azúcar de Brasil, Colombia, República Dominicana y
Estados Unidos para cubrir sus compromisos de exportación.

En 1958, Cuba fue el cuarto productor de arroz de América Latina, con
256.000 toneladas para una población de seis millones de habitantes. En
2012, con 11.2 millones de habitantes, la Isla produjo 217.000
toneladas, de manera que importar 483.000 toneladas para cubrir el
consumo nacional.

Al llegar Castro al poder, Cuba contaba con más de seis millones de
cabezas de ganado vacuno, es decir, una vaca por habitante, el triple
del promedio mundial de 0.32 bovino per cápita. Hoy el país tiene 3.6
millones de cabezas, con el doble de habitantes. En 1958 se produjeron
2.6 millones de litros de leche diarios, casi medio litro por habitante.
Pero en 2013, según la ONEI, se produjo solo un millón de litros
diarios, la onceava parte de un litro per cápita. Una vaca en Colombia
produce como promedio 18 litros diarios de leche, mientras una vaca
cubana apenas 3.3 litros.

Durante 160 años Cuba gozó de fama internacional como productora y
exportadora de uno de los mejores cafés del mundo. Pero de 60.000
toneladas de café producidas en la cosecha 1957-1958, la producción en
2013-2014 fue de 6.200 toneladas. Hoy se produce diez veces menos café
que hace 56 años.

Camisa de fuerza

Estas son solo algunas cifras que explican por qué en materia
gastronómica el turismo internacional en Cuba no genera ingresos netos
como en los países con economía de mercado. En cuanto al resto de lo
necesario para el sector turístico, el panorama es aún peor. Muchas de
las industrias del país han sido cerradas por falta de materia prima o
por roturas de maquinarias y equipos; otras funcionan a media máquina en
estado casi ruinoso. Y todas, con un deterioro y una falta de
mantenimiento escandalosos, presentan una obsolescencia tecnológica y
una improductividad laboral sin paralelo en todo Occidente.

En fin, las cifras que la ONEI ofrece al mundo sobre el desempeño de la
industria turística son un espejismo. Nada tienen que ver con la
realidad. La dictadura debe quitar de una vez la camisa de fuerza que
impide a los cubanos crear riquezas libremente. Si eso sucediese, no
solo el componente importado citado bajaría a un 20% ó 25%, sino que
podría significar el fin del embargo de Estados Unidos y millones de
estadounidenses visitarían la Isla.

Un moderado cálculo indica que si se expandiese en grande la capacidad
de alojamiento, Cuba bien podría recibir entre 7 y 9 millones de
turistas estadounidenses. Los miles de millones de dólares que gastarían
podrían constituir el motor principal para primeramente reconstruir el
país, y luego para desarrollar su economía y situarla nuevamente entre
las más prósperas de Latinoamérica. Lo era antes del tsunami castrista.

Source: Turismo y espejismo castrista | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1392979043_7260.html

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