Publicado el 04-07-2008
CUBA: ¿Señales de más cambios próximos?
El nuevo gobierno de Raúl sigue frente a una intimidante variedad de
problemas estructurales
Por Mike Williams
Cox News Service
Apenas seis semanas después de haber comenzado su mandato como el nuevo
presidente de Cuba, Raúl Castro al parecer está dejando su marca,
aligerando restricciones que han frustrado a su empobrecido pueblo desde
hace ya largo tiempo.
Las noticias provenientes de Cuba a lo largo de la semana pasada han
sido como una bocanada de aire fresco para muchos en la isla comunista:
permiso para comprar teléfonos celulares, un nuevo canal de televisión
con programación extranjera y el repentino final de una onerosa
prohibición sobre los cubanos para hospedarse en hoteles previamente
reservados para turistas extranjeros.
No obstante, algunos analistas dicen que los vertiginosos anuncios del
gobierno cubano abordan sólo problemas superficiales. El nuevo gobierno
de Raúl sigue frente a una intimidante variedad de problemas
estructurales, si es que va a revivir a la moribunda economía de la isla
y ponerle alto a la creciente insatisfacción entre los 11 millones de
habitantes, los cuales luchan por sobrevivir con salarios que promedian
apenas entre 15 a 20 dólares al mes, creen.
"Esto parece una decisión decorativa, las cosas fáciles que se pueden
hacer", dijo Jonathan Brown, del Instituto de Estudios Latinoamericanos
por la Universidad de Texas. "Quizá sea una prueba. Pienso que la nueva
dirigencia siente la presión, y me pregunto cuánto tiempo tiene. Yo
percibo que la gente en las calles de Cuba espera un cambio. La pregunta
es si llega muy lentamente o no llega en lo más mínimo".
Algunos observadores de Cuba en Estados Unidos también ponderan qué
significan estas acciones en el contexto de la relación de Raúl con su
hermano, Fidel, el dictador que instaló a un gobierno comunista a
principios de los años 60 y que dirigió con puño de hierro hasta que una
enfermedad intestinal que amenazó su vida lo dejó al margen, en julio de
2006.
Fidel, actualmente de 81 años de edad, ya no es visto en público, sigue
escribiendo largos ensayos, mayormente acerca de temas mundiales, para
la prensa cubana. Conocido como un obsesivo micro-administrador durante
su apogeo, nadie sabe cuánta influencia tiene actualmente sobre las
decisiones de Raúl.
Algunos observadores destacan que en el discurso de aceptación de la
presidencia el 24 de febrero, Raúl, de 76 años, rindió homenaje a Fidel
repetidas veces y prometió que consultaría con él en lo concerniente a
todas las decisiones importantes, al tiempo que juró aligerar las
"excesivas prohibiciones" de Cuba.
No obstante, Fidel, recalcitrante ideólogo del comunismo, nunca habría
tocado las restricciones que Raúl revirtió con tanta rapidez, notaron
algunos analistas.
"Bajo Fidel, la filosofía que indicaba el camino era que no todos pueden
costear estas cosas, así que nadie debería contar con autorización para
tenerlas", dijo Philip Peters, experto en Cuba por el Instituto
Lexington, centro de análisis estratégico con sede en Washington, D.C.
"Así que estas decisiones muestran que el pensamiento híper igualitario
de Fidel ya no está, y eso es algo positivo en el largo plazo".
El hecho que Raúl diera marcha atrás con respecto a cuando menos unas
cuantas restricciones y tan rápidamente, podría ser una indicación de
que Fidel ya no tiene poder de veto sobre las acciones de su hermano,
especulan algunos.
"Raúl está dirigiendo al país porque Fidel nunca habría tomado estas
decisiones", dijo Jaime Suchlicki, el director del Instituto de Estudios
Cubanos y Cubano-Estadounidenses en la Universidad de Miami. "Fidel está
fuera del poder".
Otros, sin embargo, no están tan seguros.
"Creo que Fidel accedió a regañadientes", dijo Carmelo Mesa-Lago,
profesor emérito de Economía por la Universidad de Pittsburg. "Raúl
siempre ha sido leal a Fidel, así que debemos asumir que ambos hablaron
al respecto. Creo que Fidel lo acepta, pero no le agrada".
Los expertos destacan que en la desesperación a raíz del colapso de su
economía tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, así como la
pérdida de miles de millones de dólares en subsidios anuales, Fidel
permitió que unos cuantos cientos de cubanos abrieran restaurantes
particulares y alquilaran habitaciones a turistas, políticas que Raúl
supuestamente apoyaba.
Pero cuando se estabilizó la economía cubana, Fidel impuso rápidamente
nuevos cobros y restricciones sobre los negocios de particulares,
criticando con dureza, como era costumbre, los males de la propiedad
privada y el consumismo.
Eso vuelve el espectáculo actual de cubanos impacientes, formados para
comprar reproductores de DVD y teléfonos celulares --historia que fue
reproducida ampliamente en el mundo durante la semana pasada--, más
intrigante.
Si bien elogian en general los cambios de Raúl por considerarlos
"positivos", algunos analistas también notan que en un país con salarios
tan bajos, muy poca gente será capaz de solventar los 700 dólares que
cuesta una computadora o pagar 150 dólares por hospedarse una noche en
un hotel de lujo. No obstante, algunos cubanos sí se formaron para
comprar los nuevos artículos, lo cual hizo surgir la pregunta de si la
acción de Raúl, al abrir un poco la puerta del consumidor, pudiera ser
una estrategia riesgosa.
"Podría estar abriendo una caja de Pandora", dijo Suchlicki. "El pueblo
va a querer más cambios, más bienes de consumo. Y eso podría generar
divisiones sociales más profundas. Quienes carecen del dinero para
comprar estos productos, que tienden a ser cubanos negros, resentirán
que los cubanos blancos que reciben dinero de sus parientes en Miami
puedan costearlos".
Sin embargo, la mayoría de los analistas cree que vendrán más cambios.
Hay especulación en cuanto a que Raúl pudiera autorizar más empresas de
particulares, aligerar las restricciones que pesan sobre los cubanos
para viajes al extranjero y una eliminación gradual, o cuando menos
arreglar, el impopular sistema de divisas duales en Cuba. Los cubanos en
empleos del Estado reciben salarios en pesos regulares que valen 24
veces menos que los pesos convertibles, que a los turistas se exige usar
en sus visitas a la isla. Los cubanos que reciben sus salarios en pesos
regulares resienten el hecho que los cubanos con empleos en el sector
turismo o con acceso a bonos o viajes pagados en pesos convertibles
tengan un poder adquisitivo mucho mayor.
Raúl ha dado indicaciones de que abordaría el problema de la divisa,
pero la mayoría de los observadores cree que lo hará solamente de manera
gradual.
No obstante, existen indicaciones de que pudiera acometer los asuntos
más espinosos.
Cuba gastó 1,600 millones de dólares en importaciones alimentarias el
año pasado, en tanto el sistema agrícola ha estado mayormente en ruinas
desde hace ya varios años, mostrando una producción deslucida, terrible
despilfarro y escasos incentivos para que los agricultores dediquen
mayor esfuerzo a su trabajo.
En semanas recientes, el gobierno anunció que autorizaría a agricultores
y cooperativas individuales la labranza de tierra ociosa. Esta acción se
da justo después de drásticos aumentos recientes en los precios de la
carne de res y la leche en el mercado, un aumento en los sueldos de
jornaleros, mayor libertad a los agricultores para que cultiven lo que
ellos quieran y lo venden en aras de su propia ganancia, aunado al
acceso más fácil y barato a fertilizante, semillas y herramientas.
"Esto es de mucha mayor importancia que las medidas relacionadas con los
reproductores de DVD y teléfonos celulares", destacó Mesa-Lago. "Si los
agricultores obtienen mejores ingresos y precios, van a producir más, y
ese es uno de los mayores problemas de Cuba".
Empero, aún está por verse hasta dónde llegará Raúl Castro.
"Habrá más cambios", dijo Mesa-Lago. "Sin embargo, no sé en qué medida y
profundidad".es: mwilliamscoxnews.com.
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