¡(Medio) Socialismo o Muerte!
Casi la mitad del Producto Interno Bruto provendrá del sector no estatal
en unos años
Eugenio Yáñez, Miami | 25/04/2012 10:50 am
Buen ejemplo de "actualización" del modelo se genera en las esferas del
poder en La Habana: como el socialismo ha resultado en Cuba un fracaso
de más de medio siglo, se pretende improvisar con soluciones
"novedosas", la (pen)última de las cuales la anunció recientemente el
miembro del politburó Esteban Lazo, figura étnico-decorativa en el
Parnaso de la gerontocracia.
De acuerdo al Vicepresidente cubano, "hoy casi el 95 % del Producto
Interno Bruto (PIB) del país es producido por el Estado. Dentro de
cuatro o cinco años, el 40 o el 45 % será producido por diferentes
formas de producción no estatales". O sea, hacia 2015-2016 en Cuba la
producción estatal se repartiría más o menos a partes iguales entre el
Estado jurásico y los que trabajan por su cuenta, sin recibir las
panaceas de la injerencia estatal sobre sus actividades productivas.
Algo así como un socialismo "fifty-fifty", 50-50, "chao-chao, ni pa'tí
ni pa'mí", parecería alentador si también la represión, las presiones de
policías y segurosos, la injerencia del partido, los abusos de los
inspectores, las delaciones disfrazadas de vigilancia revolucionaria,
las golpizas, los mítines de repudio, los presos políticos, los
diputados oficialistas a la Asamblea Nacional, los trámites y
prohibiciones de emigración-inmigración, la rampante corrupción, y las
arbitrariedades generalizadas se redujeran, proporcionalmente, en un 50
%, al igual que la producción estatal.
Sin embargo, tengo la impresión, sobre la base de las cincuenta y tres
experiencias de años anteriores, que la única reducción será en el
aporte de la producción estatal al PIB, pero con una particularidad no
señalada en este momento desde el oficialismo, y dudo que, si lo
mencionan, insistan demasiado en ello: cuando se manifiesten los
consuetudinarios y permanentes incumplimientos de la producción estatal,
el porcentaje que aportarán al PIB los productores privados y
cooperativos (eufemísticamente llamados "no estatales") será mucho mayor
del 50 %. Vivir para ver.
Dicho sin eufemismos: si esta decisión se llegara a aplicar de la forma
en que ha sido anunciada (muchas otras han quedado en fanfarria y
fantasías) el sector "estatal", a pesar de tener todos los recursos, las
prioridades y las ventajas de su lado, solo estaría en condiciones de
producir más o menos la mitad de los valores que se crean en el país. Y
los productores "no estatales", sin disponer de ministros y
viceministros, directores y jefes de departamento, "cuadros" y
"funcionarios", planes anuales y presupuestos, estadísticas y
financieros, automóviles oficiales y casas de visita, produciría la otra
mitad.
¿Generosidad de Papá-Estado? Naturalmente que no: impotencia, ineptitud,
ineficiencia que no queda más remedio que reconocer después de fracasar
durante más de cincuenta años.
Es algo sabido por quienes no se empeñan en alienarse de la realidad que
en ninguna parte del mundo, no solamente en los países comunistas o del
"socialismo real", o los del socialismo verdaderamente democrático, sino
también en los países de economía más liberales o "neoliberales",
desarrollados o subdesarrollados, del norte o del sur, de cualquier
continente, ninguna empresa estatal, ninguna, absolutamente ninguna,
resulta más eficiente que una empresa en manos privadas o cooperativas.
Para que no queden dudas, lo repito: ninguna empresa estatal,
absolutamente ninguna. Si apareciera alguna, en Tombuctú, en Samarcanda,
en Barrow o en cualquier otro confín, sería la excepción que confirma la
regla, no un hecho que la desmienta.
Si al cumplirse cincuenta y un años de haber proclamado el socialismo
cubano, el régimen reconoce que es incapaz de producir más del 50 % del
PIB, tal vez dentro de otros cincuenta y un años reconozca que el
experimento no sirve, y tal vez se decidiría verdaderamente a cambiar, y
pudiéramos regresar no al capitalismo puro y duro, como dicen los
tremendistas, porque hacia allá no hay camino, sino a la Edad de la
Razón. Aunque es probable que no sea necesario esperar tanto.
Antes que se desboque la Brigadita de Respuesta Rápida, explico que
cuando hablo de la Edad de la Razón pienso en cuando se acabe de
entender que no solamente la economía determina el curso de los
acontecimientos; que las libertades individuales son más importantes
para el progreso y el desarrollo que las tareas de choque y las campañas
por la productividad; que un plan de la economía puede ser una brújula
para orientarse, nunca una camisa de fuerza; que el Estado no crea
riquezas, y debe financiarse con impuestos imprescindibles, pero justos;
que el mercado, a pesar de todos sus defectos e irregularidades —que
pueden reducirse sabiamente— es mucho más eficiente y justo que el mejor
plan económico-social que se haya diseñado nunca bajo el "socialismo real".
También acabar de aceptar que a la economía del país pueden aportar
tanto los cubanos que viven en él como quienes viven fuera, e incluso
los inversionistas extranjeros dispuestos a cumplir con la legalidad y
un verdadero Estado de derecho; que ninguna persona o grupo, nadie, se
puede identificar con la Patria ninguneando y reprimiendo a quienes
piensan diferente; que nadie debe ir a la cárcel por expresar sus ideas;
que las improvisaciones son bienvenidas en el jazz y en el guaguancó,
pero no en la economía; que los problemas nuestros debemos resolverlos
nosotros mismos, sin pretender culpar a entes extraños y ajenos; y que
ningún Estado, por ninguna circunstancia, puede justificar erigirse
sobre las libertades, la dignidad y el consentimiento de los seres humanos.
Debería tratarse de "verdades evidentes" y "derechos naturales" que no
habría necesidad de discutir, pero normalmente los vencedores celebran
mientras los perdedores tratan de dar explicaciones. Y como hasta la
fecha los resultados comprobados del socialismo real en todas partes
pertenecen por entero a los perdedores, no al futuro, por alguna torcida
razón seguirán surgiendo pretendidas explicaciones "científicas" —pero
en realidad emocionales— sobre el fracaso, así como nuevos y abstractos
proyectos para "reinventar" lo que ya se sabe que no funciona porque
resulta contra natura. Terca, revisionista y "gusana" que es la realidad.
¿Cuál será la consigna apropiada para esta nueva etapa: "Medio
socialismo o muerte", o quizás "Socialismo o media muerte"?
Aunque tal vez la más realista sería: ¡socialismo o muerte, valga la
redundancia!
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/medio-socialismo-o-muerte-276135
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