abril 16, 2012
Por Pedro Campos
HAVANA TIMES, 16 abr — El sistema de salud pública ha sufrido deterioro
debido a la crisis estructural del actual modelo, reconocida, en parte
por el gobierno/partido, el cual decidió emprender recortes de personal
y presupuesto que afectan, del mismo modo, al sector.
Faltan insumos, medicamentos y medios de diagnósticos. Algunos van al
mercado negro. Los centros asistenciales que atienden a la población (no
los destinados a dirigentes y extranjeros) no satisfacen todas las
necesidades de los pacientes o lo hacen con deficiencias, a pesar del
enorme sacrificio y el esfuerzo de los trabajadores del ramo.
Estos obreros asalariados del estado –aunque profesionales-, mal
pagados, mal alimentados, sin las adecuadas condiciones para realizar su
labor humanitaria, son objeto de exigencias por burócratas y pueblo;
pero no son bien apreciados, como se puso de manifiesto en un amplio
intercambio de correos electrónicos en la red de Infomed, poco
divulgado por la prensa oficial.
Buena parte de los profesionales de la medicina se van en misiones
internacionalistas –que separan familias y crean problemas sociales-
procurando las ventajas materiales que oferta el estado. Se ha sentido
la falta de especialistas dentro por priorizar programas internacionales.
Muchos trabajadores de la salud, abandonan definitivamente el país, como
los profesionales de otras ramas, a pesar de las restricciones
especiales para ellos, buscando su realización personal. Conozco de un
curso de 32 graduados de estomatología, de los cuales solo quedan tres
en Cuba.
Al mismo tiempo, se ha ido generando una forma de retribución en especie
o en dinero por el servicio médico prestado, generalmente no concertada
ni demandada. Los bajos salarios en el sector, hacen muy difícil
rechazar tal práctica. Recientemente un médico que pidió aumento de
salario fue suspendido y estuvo en huelga de hambre hasta que el MINSAP
le restituyó su derecho a ejercer.
Ninguna de las medidas de la "actualización," de la economía podrá
solventar tales problemas que tienen causas sistémicas. Solo se
resolverían con cambios en el modo en que se produce, se genera el
servicio médico, actualmente en la forma estatal-asalariada-centralizada.
Lo que se puede hacer
Lo que se necesita es avanzar en un proceso de socialización y
democratización, desburocratización y desestatización de la dirección,
administración, la gestión y la retribución en las estructuras del
subsistema-salud y en los centros asistenciales, donde confluyan los
intereses profesionales y gremiales, los intereses científicos de la
salud y la medicina, los administrativos y de los colectivos laborales y
sociales.
Habría que contemplar otras formas de ingreso, además de la actual
asignación presupuestaria estatal-central-burocratizada, con estimados
que no reflejan la realidad en cada lugar, siempre cambiante. Se
destinan recursos insuficientes o sobrantes a los centros de salud. Los
raquíticos fondos salariales son inamovibles.
Parte primordial de la solución estaría en abrir otras posibilidades de
ingresos al presupuesto médico, que permita mantener la salud gratis
universalmente, y desarrollar otras opciones como el movimiento
mutualista de sindicatos y asociaciones de profesionales.
Igualmente podría estudiarse una política impositiva justa, dirigida a
continuar subvencionando los gastos de salud, por ejemplo a artículos de
lujo y productos que generan enfermedades como el alcohol o el tabaco.
Con el presupuesto que incluya la recaudación de tales impuestos y por
cientos específicos de los ingresos que generen la atención a
extranjeros en Cuba y en el extranjero, seguridad social debería pagar a
cada unidad sanitaria por los servicios precisos que presten a la
población, de manera que con esos ingresos, cada entidad médica pueda
manejar y financiar autónomamente sus gastos y mejorar las entradas de
sus trabajadores según los resultados de su labor. Ha trascendido que se
esta realizando un trabajo contable que pudiera servir de base.
No se trata de "vender" el servicio médico, sino de buscar la manera de
retribuir mejor a los trabajadores de la medicina, hacer el servicio
menos gravoso para el presupuesto estatal y más eficiente para todos por
igual.
Se dejaría atrás el desestimulante sistema de salarios fijos por
categorías adquiridas, que no se corresponde con el aporte real. Además
de las categorías adquiridas, se pagarían las guardias y trabajos
concretos de los profesionales en calidad y cantidad.
Ofrecer alternativas legales para generar más ingresos
Parte de la solución estaría en posibilitar, también, formas del
cuentapropismo en salud pública por los jubilados o por los activos, una
vez concluida la jornada en su centro asistencial. De manera que los
profesionales de la medicina legalmente puedan consultar, curar enfermos
y dar fisioterapia, en sus casas o a domicilio, impulsando estos
servicios y sin criminalizar la retribución voluntaria de sus pacientes.
Esto mejoraría la economía de nuestros trabajadores de la salud y los
liberaría de tener que aceptar "regalos," buscarse "misiones" o
arriesgarse a "trabajar por la izquierda."
Los esquemáticos-inmovilistas contrarios a cualquier modificación al
estatalismo asalariado neoestalinista, pondrían el grito en el cielo:
¡"quieren privatizar la medicina"!: los mismos que cierran los ojos ante
tales realidades y confunden estatizar con socializar, estado y sociedad.
Privatizar la medicina sería entregar hospitales, laboratorios, centros
de investigación, de producción o venta de medicamentos al capital
privado para que explote asalariadamente a científicos, médicos,
personal-paramédico y enfermos.
Eso querrán los partidarios de la libre concurrencia de capitales. Pero
no es eso lo que aquí se plantea ni lo que se necesita.
De lo que se trata es de liberar este sector de la tutela y explotación
a las que lo somete el estado burocrático y socializar su producción,
ponerla en manos directas de sus trabajadores, para autogestionar el
servicio, mejorar la asistencia a la población y el bienestar de los
laborantes de la salud.
Socialismo no es solo distribución
Aquí los "revolucionarios del estado" cometen el mismo error reformista
que en el resto de los sectores: entender el socialismo como algo
relativo a la esfera de la distribución, no a la de la producción. (1) y (2)
Los profesionales de la medicina, como los demás, tienen necesidades que
el estado no puede sufragar según propia confesión y lo menos que
pudiera hacer es permitirles que desarrollen vías autónomas, colectivas
o individuales, para mejorar sus condiciones de vida.
De aplicarse esas propuestas, los trabajadores se sentirían más
comprometidos con el servicio, cuidarían mas los recursos, los desvíos
disminuirían o desaparecerían, la disciplina se asumiría conscientemente
y la gente podría tratarse con el médico que desee y no con el que le
"toca."
Se resolverían infinidad de problemas primarios que hoy obligan a los
pacientes a visitar policlínicos y hospitales, aflojando la presión
sobre los centros asistenciales.
Si todo esto se hiciera, dijo alguien, muchos médicos no irían a cumplir
misiones y se afectaría una de las primeras fuentes de divisas
estatales. Es la visión estado-céntrica, enfocada al mercado exterior
explotador del trabajador, que predomina en la medicina, el turismo, la
biotecnología y otros sectores híper priorizados en las inversiones por
sus réditos al estado.
Filosofía que ha frenado el desarrollo de otros segmentos de la economía
y de regiones enteras del país hasta empobrecerlos y ha mercantilizado e
impulsando a la emigración a su más importante fuerza productiva: los
trabajadores especializados.
Esas modificaciones voltearían la orientación de la medicina, mas
encaminada a resolver prioritariamente metas del estado burocrático,
como obtener más divisas por el trabajo internacionalista y presentar
buenas estadísticas relativas para la imagen pública; que a resolver los
problemas sanitarios concretos definidos por la población misma y los
especialistas que se sentirían mejor remunerados y, todos, mas
involucrados en las soluciones.
-Sin esas divisas, no podríamos tener el sistema de salud que tenemos.
Dirá el burócrata.
-Es verdad. Tendríamos otro, mejor, que también buscaría divisa; pero
estaría menos orientado al lucro del estado. ¿Alguien pudiera informar
con exactitud, cuánto dinero ha entrado a Cuba por esa vía y cómo y
dónde se ha empleado? Los lineamientos 110 y 111 del VI Congreso abordan
parcialmente el tema.
Y sigo: Habría menos oportunidades al "robo de cerebros," muchos jóvenes
profesionales no se irían, con mejores condiciones de vida tendrían aquí
sus hijos y nuestra población no seguiría decreciendo y envejeciendo: el
más grave problema estratégico de salud que tenemos, -si vemos la salud
en su concepción más amplia, mas allá de pastillas, inyecciones,
operaciones, ejercicios físicos, higiene y alimentación- porque implica
la paulatina extinción de la población cubana, que el estado soslaya en
esas raíces, por razones obvias.
El estado reduce las prestaciones sociales y, arriba, se sigue quedando
con la gran parte de los miles de millones que pagan los gobiernos y
negocios extranjeros por el trabajo de nuestros médicos y demás
profesionales, músicos, artistas y deportistas Si no se les brinda a
todos por igual, otras posibilidades de desarrollar sus iniciativas y
ganarse decentemente la vida, continuaran las deserciones, las
"traiciones," los desvíos de recursos, la división de las familias y
en general otros problemas sociales.
De manera que también a los trabajadores de la salud pública, y a todos
los demás profesionales, se les debe reducir los altos impuestos que se
les imponen por prestar servicios en el extranjero y permitirles
asociarse libremente para producir o ejercer por cuenta propia.
Ética y calidad
La ética médica está en la calidad y el humanismo del servicio que se
presta, no en lo que el médico cobre o deje de cobrar por su trabajo. Si
en Cuba es "gratis" una operación que cuesta diez mil dólares en
EE.UU., esto se debe a la baja paga a todo el personal médico y a la
devaluación a la que ha sido sometida la moneda nacional, precisamente
por la exigua retribución a la fuerza de trabajo, que es la que agrega
valor a las mercancías y a los servicios.
Mientras la fuerza de trabajo sea mal retribuida, no habrá productos
abundantes y de calidad.
Y esta ley económica es válida para los frijoles y para los servicios
médicos también.
Asuma el estado los cambios necesarios, consecuente e integralmente.
Acabe de resolver el problema de la doble moneda. Respete el valor de la
fuerza de trabajo (el primer derecho del trabajador, que los
"sindicatos" han olvidado). Y libere de toda traba, sin más inercia,
papeleo, ni burocratismo, al cuentapropismo y al cooperativismo en todas
las esferas.
El paso de jicotea en los cambios y su falta de integralidad, solo
benefician al inmovilismo y a la plena restauración capitalista privada,
los extremos que se apoyan mutuamente y que hacen todo lo posible por
evitar el verdadero avance socialista en Cuba.
—–
1-, Marx. Crítica al Programa de Gotha, O.E, en tres Tomos, T-III,
Editorial Progreso, Moscú 1974. "El socialismo vulgar ha aprendido de
los economistas burgueses a considerar y a tratar la distribución como
algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el
socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la
distribución."
2- Marx. El Capital. Tomo III. Capítulo LI, Relaciones de distribución
y relaciones de producción. "…las relaciones de distribución son
esencialmente idénticas a estas relaciones de producción, el reverso de
ellas, pues ambas presentan el mismo carácter histórico
transitorio…..Las llamadas relaciones de distribución responden, pues, a
formas históricamente determinadas y específicamente sociales del
proceso de producción, de las que brotan, y a las relaciones que los
hombres contraen entre sí en el proceso de reproducción de su vida
humana. El carácter histórico de estas relaciones de distribución, es
el carácter histórico de las relaciones de producción, de las que
aquellas solo expresan un aspecto."
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