El día que Fidel Castro eliminó las empresas privadas
El 13 de marzo de 1968 Fidel Castro pronunció el más importante entre su
infinidad de discursos
miércoles, febrero 19, 2014 | Baldomero Vasquez Soto
CARACAS, Venezuela, febrero - El 13 de marzo de 1968, en las escalinatas
de la Universidad de La Habana, Fidel Castro pronunció un discurso donde
anunció la llamada etapa de la "Ofensiva Revolucionaria", discurso que
consideramos –desde el punto de vista ideológico- como el más importante
entre su infinidad de alocuciones.
(http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1968/esp/f130368e.html).
Vista retrospectivamente, aquella fecha representó el despegue
definitivo del trágico viaje, sin boleto de retorno, que llevaría al
pueblo cubano hacia el totalitarismo socialista, hacia el infierno de
miseria y opresión en la que hasta hoy vive. Por décadas, hasta hoy,
también se harían sentir las catastróficas consecuencias sobre la
economía cubana de las medidas que anunció e implementó Castro y que
arrasaron con el tejido productivo de la pequeña propiedad urbana del país.
El Comandante en Jefe comunicó, a dirigentes del Partido Comunista, de
los CDR, líderes estudiantiles, sindicales y de la Federación de
Mujeres, que había llegado: "el momento de emprender a fondo una
poderosa Ofensiva Revolucionaria"
Dejando a un lado anteriores manipulaciones y engaños, donde juraba que
no era comunista, sabía que podía revelar las intenciones que siempre
ocultaba tras su frondosa barba porque ya controlaba en su totalidad,
aparte de las Fuerzas Armadas, la prensa, radio, televisión, sindicatos,
universidades y demás instituciones del país.
El objetivo de la Ofensiva era construir el socialismo, el comunismo en
Cuba; y para ello afirmó: "El capitalismo hay que arrancarlo de raíz"
Lo que el dictador cubano tenía en mente, lo dijo sin medias tintas: "De
todas maneras hay que decir con toda claridad, hay que decir que no
tendrán porvenir en este país ni el comercio ni el trabajo por cuenta
propia ni la industria privada ni nada"
Lo que se proponía, entonces, era extirpar toda la pequeña propiedad
comercial que quedaba en la isla, puesto que a las grandes y medianas
empresas ya las había expropiado. Confiscaría todos los pequeños
negocios urbanos y los pasaría a propiedad estatal, con lo cual lograba
trocar a los comerciantes en empleados del Estado -o suyos que era lo mismo.
Para desacreditar el oficio de los pequeños comerciantes -y
expropiarlos, Castro calificó la actividad comercial como improductiva y
parasitaria. Diría:
"Subsiste todavía una verdadera nata de privilegiados, que medra del
trabajo de los demás y vive considerablemente mejor que los demás,
viendo trabajar a los demás. Holgazanes que montan un timbiriche, un
negocito cualquiera, para ganar 50 pesos todos los días…mucha gente se
preguntara qué clase de revolución es esta que permite semejante clase
de parásitos".
La Revolución contra los bares
Dándoselas de moralista, como buen comunista, Fidel Castro justificó la
guillotina que aplicaría a los pequeños negocios, basándose en unas
encuestas del Partido Comunista sobre los bares de La Habana y sobre los
pequeños negocios en general.
Citamos textualmente para los incrédulos:
"Veamos por ejemplo cosas increíbles…en La Habana quedan…ganando dinero
a troche y moche, consumiendo de todo, 955 bares privados.
Y la cifra la enfatizó con el histrionismo del que siempre hacia gala:
"¡Novecientos cincuenta y cinco bares!"
La "investigación" sobre los bares, indagaba sobre datos como ingresos
brutos y ganancias (55% obtenía una insignificante ganancia de 25 pesos
diarios), actitud revolucionaria (72% no estaban con la Revolución, de
allí el interés de Castro en arruinarlos) y tipo de clientela que
frecuenta estos negocios (la cual fue calificada despectivamente como de
antisociales). Sobre la base de esa información, el estudio recomendaba
que "los bares deben ser intervenidos o cerrados".
La Revolución contra todos los negocios
La encuesta del Partido Comunista sobre las pequeñas empresas en La
Habana arrojó datos sobre la legalidad y condiciones higiénicas de los
negocios, pero también de sus propietarios: cuántos tenían solicitud de
salida del país y cuántos atendían directamente sus empresas.
Los datos no avalaban la expropiación salvaje que se hizo de todos los
negocios: 72% actuaba legalmente, 50% estaba en buenas condiciones
higiénicas, sólo 5,8% de los propietarios había solicitado permiso de
salida del país y el 88% de los dueños trabajaban en su negocio. Pero,
nada de eso importaba porque la decisión del dueño de Cuba estaba
tomada. La expresó con la siguiente frase:
"¡Señores, no se hizo una Revolución aquí para establecer el derecho al
comercio! ¿Cuándo acabarán de entender que esta es la Revolución de los
socialistas, que esta es la Revolución de los comunistas?
El fatídico "Marzo cubano" del 68
Así, para acabar con "privilegiados", "parásitos" y "holgazanes", en
marzo de 1968 Castro arremetió contra las pequeñas empresas privadas,
hasta confiscarlas a todas:
"55.636 pequeños negocios, muchos operados por una o dos personas. Entre
ellos 11.878 comercios de víveres (bodegas), 3.130 carnicerías, 3.198
bares, 8.101 establecimientos de comida (restaurantes, friterías,
cafeterías, etc.), 6.653 lavanderías, 3.643 barberías, 1.188 reparadoras
de calzado, 4.544 talleres de mecánica automotriz, 1.598 artesanías y
3.345 carpinterías"
(http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-ofensiva-revolucionaria-de-1968-44-anos-despues-275328)
Esta razzia comercial ha sido la principal causante de la pauperización
que el pueblo cubano vive hasta hoy y no el famoso embargo del
imperialismo norteamericano, como manipuladamente denuncia la propaganda
castrista en la ONU desde 1992 y de la cual se hace eco la izquierda en
todo el mundo.
Guión cubano en Venezuela: guerra a las empresas privadas
Nos recuerda Agnes Heller que "la historia, para bien o para mal, es un
proceso de aprendizaje". Aprendamos de la infausta experiencia del
socialismo cubano y reconozcamos la importancia de la empresa privada
para generar empleo, ingresos y bienes y servicios que mejoran el nivel
de vida de la población. No cultivemos nuestros prejuicios
antimercantiles, producto del estatismo petrolero, porque le hacemos el
juego a la guerra del gobierno socialista contra las empresas. Hay que
defender abiertamente a la empresa privada para impedir que Venezuela se
convierta en un infierno socialista como el que el dinosaurio barbudo
instauró en Cuba.
Heller padeció el comunismo en Hungría. Ante nuestras circunstancias,
finalizo con unas orientadoras palabras de esta autora:
"Cuando la mayoría de la población elige esas opciones estratégicas
(como el socialismo) no han tenido todavía ninguna experiencia personal
sobre ellas, y luego ya no tienen la menor posibilidad de cambiar de
parecer".
Source: El día que Fidel Castro eliminó las empresas privadas | Cubanet
-
http://www.cubanet.org/colaboradores/el-dia-que-fidel-castro-elimino-las-empresas-privadas/
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